jueves, 29 de marzo de 2012

Los extremos nunca fueron buenos


#29m. Hoy toca hablar de huelga. Una paralización general que para algunos será un éxito, para otros un fracaso pero para tienen las riendas de este país, será un hecho aislado que no "hara retrocerder al gobierno".

Hoy he trabajado. Pese a que apoyo las reivindicaciones de la huelga -esta tarde estaré en la manifestación- tengo mis razones por las que, como cada día, he venido a trabajar. No me considero ni mejor ni peor que cualquiera que haya tomado la decisión de estar en casa. Me parece igual de legítimo y respetable.

Sin embargo, no todos opinan lo mismo. Algunos han aventurado a llamar "vagos" a aquellos que se han manifestado y otros, han coaccionado a los trabajadores impidiéndoles trabajar y al contrario, otros han impedido que sus empleados vayan a la huelga. En cualquiera de los casos me parece intorable.

Los extremos no son buenos. Ni para reivindicar una huelga ni para obligar a nadie no trabajar o no hacerlo. Quizás la reforma laboral nos impida a todos tener un trabajo digno pero cada cual sabe que tiene en su casa, por qué debe luchar y cuáles son sus creencias. De ahí que respetar a los demás sea el primer paso para respetarse a uno mismo y de verdad, conseguir ser libres.

jueves, 22 de marzo de 2012

Ni tanto ni tan calvo

No es la primera vez que veo esta foto pero si la primera que veo reflexiones de hombres acerca de la ella. El hilo en cuestión de Forocoches dice de todo -muy en la línea de los forococheros, con todos mis respetos que me río mucho, pero hay mucho salvaje suelto en esa comunidad-. No obstante, me ha hecho reflexionar y dar otro punto de vista a esta frase que, a priori, no había visto.

En primer lugar algunos, los forococheros critican el juicio fácil que se hace a los hombres. Por el simple hecho de ser hombres ya son violadores. Hasta ahí cualquiera con dos dedos de frente sabe que no es así pero si es verdad que si miramos bien el cartel es sencillo llegar a esa conclusión y es normal que siente mal.

Punto dos. Se acusa a la chica de feminazi. A claro, ahora por decir que la verdad que afecta no a los hombres sino a unos seres que no tipificaría ni como hombres somos una feminazi. Pues me uno al club como ya he dicho en otras ocasiones.

El tercer punto y quizás el que me parece más importante es la acusación gratuita "es que las visten como putas". No señores forococheros que por llevar una minifalda o un escote no hay licencia para que una mujer sea violada. De hecho, es un tema que me crispa los nervios. Las de "pechos generoso" como diría uno que me sé yo, también tenemos derecho a lucirlo y no por ello, tener que estar en peligro de violación. Por ahí no paso.

Para concluir, creo que quitando el matiz inicial en el que estoy de acuerdo -por suerte, no todos los hombres son unos violadores-, la frase me sigue pareciendo muy acertada. Sin embargo, por desgracia tendremos que seguir evitando la oscuridad.

sábado, 17 de marzo de 2012

¡A comer que son dos días!

Me llena de orgullo y satisfacción presentaros mi primera colaboración en este blog. Se trata de Maria Guillarte Cobo, una vallecana gran persona y mejor publicista que ha utilizado este humilde espacio para reivindicar sus quejas.. Sin más dilaciones, os dejo con ella:
Lo primero de todo: agradecer a Vero que me ceda un espacio en su blog, espero estar a la altura.

Llevo unos días dándole vueltas al tema, y más con todo esto del día de la mujer y el pequeño revuelo que causó el artículo de la RAE “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”. 

Personalmente, no veo a la mujer como un ser discriminado en la sociedad, desfavorecido ni mucho indefenso. Pero obviamente hay diferencias respecto con el hombre, si no, no escribiría este sobre ello. Para mi hay una diferencia clave. Que escriba sobre ella no significa que obvie las demás, pero creo que ésta especialmente tiene una solución más difícil por dos razones:
  1. Es más difícil regularla
  2. Nos la provocamos unas otras.

Es cierto, la sociedad ha cambiado. No solo ha liberado a la mujer, la ha expuesto, y algunas no se han adaptado muy bien. A la vista están la multitud de problemas alimenticios que existen, donde mujeres de diferentes edades, son el principal porcentaje. No me voy a meter en temas de anorexia, bulimia, porque son más intensos y sinceramente no me creo con conocimientos suficientes para conocer la profundidad del problema. Lo mío va a ser más andar por casa, de frases oímos prácticamente a diario y siempre de boca de una mujer. 

Cuantas veces habéis oído o habéis dicho: “Dios, yo es que de eso no puedo comer que me pongo como una vaca” “Madre mía, me comería un montón de estos, pero quita quita mejor no” y hoy he ido la mejor de todas, la más surrealista: “Las tortas de arroz son mejor que un bollo de chocolate, están buenas y no engordan nada” Me han dado ganas de gritarla: “¿Perdona? ¡¿Pero estás loca?!”.

Lo peor de todo es que cuando una chica come con gusto un buen solomillo, cocido, bollo o similar, siempre está al acecho la arpía muerta de envidia (y hambre) que dice: “¿te vas a comer eso?” Y si, esto amigos ¡¡va con retintín!! Va con un retintín de narices y seguro que todas las chicas que lean esto asienten con la cabeza. ¿Por qué somos así? ¿Por qué nos hemos prohibido disfrutar de la comida? ¿Por qué las hay que se arrepienten cuando se dan un homenaje culinario? Ya tenemos difícil, el trabajo, los estudios, ligar, destacar ¿Por qué nos puteamos entre nosotras mismas y a nosotras mismas con un tema tan importante como la comida? 

No estoy hablando de comer desaforadamente, nada de gula, hablo de disfrutar comiendo una pizza, comiendo chocolate, hamburguesas, helados, cocido, solomillo, bistec, pasta… no tengo nada en contra de ensaladas, verduras y hortalizas, se puede vivir de ellas y bien sanas vamos a estar, pero ¿y si realmente no nos gusta? ¿Por qué comerlas por una norma no escrita y autoimpuesta? ¿En tenéis miedo de convertiros? Por que cuando coméis, día sí y día también, ensalada y verdura hervida, os quejáis de no poder otra cosa y además criticáis veladamente a las que si lo hacen, no lo estáis haciendo por una cuestión de salud. Lo hacéis por imagen, o por lo que creéis que es una buena imagen. Por que por desgracia la sociedad desquiciada, que publicistas y especialistas de marketing han creado a su antojo (por cierto, que no lo he dicho antes, soy licenciada en publicidad y relaciones públicas) así lo dicta. Por que es lo que le gusta a los chicos (que esto nos importa y mucho), es lo que es bonito a la vista, y es lo que otras envidian. Bien hagamos un ejercicio:

  • Los chicos: levantar la mano a los que le guste esto
  • Las chicas: levantar la mano si os parece agradable a la vista.

Con total sinceridad no la levantaría nadie (y si alguien la levanta bajo mi punto de vista tiene un problema). Esta chica se habrá matado a régimen (y la palabra matado no es ninguna exageración) y ¿para qué? Para que le guste a cuatro locos que dicen que eso es bonito, pero en realidad ni representa a nadie ni mucho menos gusta. Otro foto:


¡¡Olé Scarlett Jonhason!! Y no me he ido a una modelo especial de tallas grandes que no se ven en los escaparates y solo sabemos de ellas cuando les hacen un reportaje especial en alguna revista. ¡Olé, olé y olé! Una diva del cine, una chica guapísima y con CURVAS. Y ahora le ensañáis la foto a amigos, novios, primos, me da igual, y les preguntáis si no se la tirarían (además de conocerla como persona que debe ser interesante).
RECONOZCÁMOSLO que lo que queremos es gustar, ya lo sé. Que no todas somos iguales, ya lo sé. Pero que a la gente no le gustan los prototipos, ni las copias o calcamonías. A los tíos (y tías) les gusta hacer cosas con nosotras, no solo admirar lo increíblemente delgadas que estamos y el cuerpazo que tenemos. Demostrarles que cuando salen a cenar (o a comer con nosotras) no nos están haciendo pasar un calvario. Que viendo a alguien comer con gusto también se disfruta.

Y ya para terminar: el ser feliz se nota en la cara, en el cuerpo, en el pelo y en los ojos… y ser feliz incluye cuando nos sentamos a la mesa. Si nos apetece, nos podemos comer un solomillo; si nos entra hambruna a las cuatro de la tarde, una chocolatina. Y ya lo contrarestaremos con ejercicio y comida sana (pero no los 7 días a la semana los 12 meses del año). Si veis a una compañera comiendo algo alto en grasas y con gusto, decirle: dios que bueno tiene que estar eso, mañana me como uno. Porque os gusta, porque os apetece y os sienta bien. Y sobre todo, porque no podemos hacer de la comida, y nuestra salud, una barrera más.

Eso es todo, muchas gracias para los que han aguantado hasta el final. Si nadie lo ha conseguido, muchas gracias a Vero otra vez por dejar desahogarme.

Atentamente, María Guilarte Cobo, otra mujer perfectamente imperfecta.

viernes, 16 de marzo de 2012

Incongruencias de la mente femenina

Nadie dijo que las mujeres fuéramos sencilla. De hecho, muchas veces pienso que somos demasiado complicadas que aquello de que tendríamos que traer un libro de instrucciones debajo del brazo debería ser una realidad. Pero que sé yo, quizás todo ese halo de dificultad es el que nos hace tener más encanto.

Decir un sí pensar un no. Quizás esta es una de las mayores incongruencias que hay detrás de toda mujer. Sin embargo, siempre tiene su razón: agradar al que está enfrente, los miedos a una reacción o un juicio, la voluntad de no querer hacer daño...Pese a nuestra maldad con nuestro género -no vamos a negar que somos una arpias entre nosotras- también tenemos nuestra parte dulce, delicada e insegura. No dejamos de ser parte de esto que llaman ser humano con sus virtudes y defectos.

La capacidad de sacar conclusiones que no existen. Esta quizás no incrogruencia, pero si imaginación, es muy propia de las féminas. Ver fantasmas nos encanta. Un día leí que somos dramaturgas por naturaleza y la verdad que creo que es cierto. ¿Por qué triunfan sino las novelas donde no ocurre nada bueno? Quizás es la salsa de la vida que necesitamos para seguir sabiendo que estamos vivas. No lo sé.

Otro aspecto incronguente de las mujeres es la tendencia a exagerar por cuestiones que, a veces de antemano y otras posteriormente, sabemos que no son tan importantes. Un punto muy unido al anterior. Nos va la marcha, el drama y las ganas de demostrar que los que están a nuestro alrededor son unos lagartos y nosotras las princesas de aquel cuento que nos creímos cuando eramos niñas.

A nivel personal, creo que mi mayor incongruencia es el querer pero no poder. Aunque no entraré en detalles el tener un ángel y un demonio es una cruz más. Querer y no poder, saber que no pasa nada pero saber que puede pasar todo. Sería un poco ese si pero no que revolotea por tu cabeza. Un lastre que a veces se soluciona con un cacho de impulsividad.

Siempre que pienso en esto me viene la imagen a la cabeza de Homer Simpson con sus dos lados. Si hasta a él le pasa  debe ser que no soy tan rara :-) ¿O sí?

sábado, 3 de marzo de 2012

Cuestión de naturalidad



Comer, dormir, respirar y pestañar son acciones tan naturales como acostarse con alguien. No hay nada de malo en follar con alguien y mucho menos, en hablar sobre el tema. Sin embargo, no todo el mundo lo tiene igual de claro.

Suelo ser bastante clara con este tema. Decir pene, vagina o sexo no me ruboriza y aunque muchos se impacten por ello, ser mujer no es una condición que impida hablar del tema. Pero parece que sí. Hoy mismo he leído un excelente post en Intersexciones que hablaba del tema y creo que lo deja mucho más claro que yo. Recomiendo encarecidamente la lectura, me parece más que acertado su punto de vista.

El caso es que lo que más rabia me da de este tema es la percepción de los demás. Mi autoestima no es de muchos altos vuelos y quizás por ello, que la gente crea cosas que no soy me da más que rabia y más aún, cuando viene de mujeres que son sometidas a la misma sociedad que yo. Con eso si que no puedo.

No será la primera vez que me han dicho cosas del tipo: "tú te tirarías a cualquiera", "a ver si echas un polvo porque sino...", "madre mia estás muy enferma". Comentarios que, a priori, pueden parecer inofensivos pero que en el fondo vienen a decir juicios de opinión que prefiero ni mencionar. Estas expresiones pueden parecer muy de hombres pero que también han sido puestos en boca de mujeres. A todos ellos suele responderles con una frase: "solo digo lo que todos pensáis y no os atrevéis a decir". 

Lo siento, quizás mi carácter es, como bien diría mi compañero Rudy, de no procesar. Soy demasiado impulsiva. Quizás suelto muchas absurdeces al diaria gratuitamente. Quizás mi naturalidad es explosiva y explota en los cimientos morales de algunos. Quizás no sea la niña correcta que está sociedad necesita. Pero señores, no por decir que me gusta que me amen y ser amada, en el sentido más sexual de la palabra, tengo menos educación que vosotros, tengo más actividad sexual o simplemente, me gusta más el sexo que al resto de la humanidad. Simplemente hablo como lo haría cualquiera con pelos en el pecho pero siendo una señorita. Si ese es mi delito.

Tengo bastante claro que está percepción es algo incultado en nuestra sociedad. Es precisamente contra eso contra lo que lucho. La transformación es posible. No conozco en profundidad otro tipo de mentalidades pero tengo que claro que este tipo de comportamientos son diferentes en otras civilizaciones. ¿Qué opináis? ¿Realmente es una cuestión de mentalidad española?