La primera idea que me gustaría volver a recalcar es la que me atañe directamente. Esa concepción de que el feminismo va en contra de todo y no quiere ver hombres o que va contra ellos. Para nada. El feminismo quiere la IGUALDAD entre hombres y mujeres y por supuesto, lo que no quiere ver ni en pintura es a maltratadores, asesinos, violadores y un largo etcétera de personas (porque también pueden ser mujeres) que creen estar por encima del resto en cuanto a derechos y obligaciones se refiere.
Pero por supuesto que quiere a los hombres. Queremos que luchen a nuestro lado, que nos ayuden a hacer entender que un "ve por la sombra que el sol derrite los bombones" es un micromachismo en toda regla, que sean corresponsables en el hogar y educación de los hijos y por supuesto, que denuncien cualquier acto que vean. Esos hombres son nuestra mayor fortaleza para conseguir la igualdad.
Y voy con la otra -la segunda- idea que me duele mucho más como mujer y feminista. Aquella que nos tacha de victimistas. Aquella que considera que por reclamar derechos, por denunciar hechos micromachistas (porque existen y muchos), por recalcar los errores de una sociedad desigual o por intentar (porque no siempre se consigue) que nos traten igual, nos convierte directamente en victimas.
Una idea demasiado antigua con un discurso que siempre tiene el mismo argumento: "nosotros también hemos sido sometidos". Y no lo pongo en duda pero, lo siento, es incomparable el hecho de encontrar a mala gente por la vida con el de convivir diariamente con una sociedad que te acusa de haber nacido con más tetas y que te dice cómo debes vestir, comportarte, hablar y mucho más. Eso si siempre teniendo en cuenta que cobrarás menos, tendrás miedo al volver a casa por la noche sola y vivirás siempre pendiente de encontrar a ese príncipe azul de las películas.
Lo siento no puedo estar callada ante esa gente -hombre y mujeres, me es indiferente- que todavía consideran que el feminismo es simplemente un grupo de exaltadas. El feminismo es algo mucho más profundo, una movimiento social que parte de una conciencia clara: la igualdad. Y por supuesto que hay gente radical pero no lo fueron en su tiempo Clara Campoamor, Simone de Beauvoir o la más reciente Madonna con su gran discurso que aquí comparto. Seguramente sí pero todo cambio comienza con algo revolucionario.