Vale partimos de la base de que Alfonso Rojo tiene de todo menos educación o respeto pero no es el único. Se me ocurren varias maldades que decir sobre él pero como, en este caso, me veo por encima de él me las callaré y hablaré de un caso más personal referente a los kilos de más y de menos.
He adelgazado bastante. Con bastante puedo decir unos 10 kilos sin miedo a equivocarme. Y no, no estoy orgullosa de ello pero parece que a la gente le parece una gran idea que deje de ser la chica gordita de siempre, aunque haya sido por problemas estomacales.
Estoy harta del "uy qué guapa estás, cómo has adelgazado". Sé que la gente no es consciente y que por supuesto, no lo dice con maldad pero estoy harta igualmente. Harta porque demuestra que en esta sociedad tener un kilo de menos es un buen síntoma y tener uno de más solo demuestra dejadez.
Las revistas, modelos y cánones de belleza han hecho mucho daño. Luego nos alarmamos por ver niñas que no comen o niños que con 12 años ya tienen claros síntomas de poder desarrollar un problema alimenticio. Pero tenemos lo que nos merecemos premian la delgadez y afeando la conducta a los que tenemos algún kilo de más.
Lo mismo que a mi me pasa con esos kilos al alza, nos encontramos con la situación contraria. Personas que biológicamente son muy delgadas y parece que tienen que pedir permiso por ello. No entiendo a la gente.
¿Por qué no puedo tener un kilo de más? ¿Qué pasa si estoy perfectamente de salud pero me doy un capricho de vez en cuando? ¿Qué pasa si me gusta comer? Pues que, a priori, todo esto que no parece un problema, lo es. Tanto que se pueden llegar a extremos como el de una dependienta de El Corte Inglés refiriéndose a una 44 para mi me dijo una vez: "aquí no hay tallas para gordas". Gracias, señora, pero yo tampoco tengo tiempo de aguantar estupideces. Me voy a cenar y a disfrutar de la comida, con permiso de mi estomago :-)