miércoles, 28 de julio de 2010

Homenaje a uno de los grandes...


Siempre hay personas y PERSONAS con mayúsculas porque han sabido entrar en tantos corazones que no hay manera de expresarlo con palabras. Este es el caso de José Luis, un hombre de barrio que quizás muchos no conozcáis pero que para mi fue una persona muy especial.
Era el párroco de la Iglesia de mi barrio (Pozokoetxe en Basauri, Vizcaya), una humilde lonja donde hemos cantado, hecho concurso de flores, hemos bautizado a las mascotas e incluso hemos ido disfrazados a pesar de que el Carnaval es una fiesta pagana. Por ello, estuve muchos años creyendo que la Iglesia era él y iba todos los domingos con ganas de saber qué golosinas me daría o cuál era el juego que tenía preparado para aquel día.
Luego me dí cuenta que no era todo lo bonito que parecía sino que era él quien me había hecho tener una especia de afición que no fe por todo aquello. No obstante, ese es otro debate en el que no entraré... este es un homenaje a una persona no a una institución.
Su devoción por los niños (en el sentido más sano de la palabra), sus ganas de ayudar a todo el mundo, su amabilidad y por que no, sus coloretes cuando iba por el barrio tomándose unos vinos con la cuadrilla eran tan singulares que se echarán mucho de menos porque, ante todo, era una persona especial que sólo buscaba ayudar.
Por eso, muchos hemos llorado su pérdida y sabemos que sin él nada será lo mismo. Ya no se verán múltitud de niños los domingos a las 11 de la mñana para ir a misa de niños (si, una para niños y otra para mayores) ni correremos a por las golosinas que nos regalaba como premio por "aguantarle", ni podremos cantar aquello "amén, jesús, achus, chupapus...." haciendo temblar el suelo de toda la Iglesia (seguro que alguno sabe de lo que hablo....)
Así, que aunque pudiera estar días hablando de lo que José Luís ha significado para mi, sólo diré un hasta siempre José Luis, que no adiós porque nunca te olvidaremos.