Es curioso como cada época de la historia ve las cosas totalmente diferente a la anterior. Seguramente lo que hoy creemos que es lógico y normal, dentro de 40 años sea una opinión descabellada o tenga un sentido totalmente diferente. Así, es la historia humana.
Y hoy vengo con esta reflexión porque precisamente hace 80 años que se consiguió que la mujer votará en una urna en España. No obstante, en el País Vasco fue 14 días antes -de lo cual me entero gracias a un artículo de El Correo-. Seguramente si 20 años antes de este hito alguien le hubiera preguntado a alguien la razón por la que no votaban las mujeres, la persona en cuestión hubiera tenido unas cuantas razones debajo de la manga. Hoy ese comportamiento nos parece machista, arcaico y, en definitiva, intolerable.
Sin embargo, como digo, el tiempo demuestra que lo que en un momento es algo totalmente lógico, pasados unos años es una barbaridad, injusticia o desigualdad. Una pena que tenga que ser el tiempo quien ponga a cada uno en su sitio y no el respeto, la igualdad y la tolerancia.
Así somos los humanos, solo vemos nuestros errores cuando el tiempo nos los demuestra. Solo entendemos que hicimos algo más cuando alguien con dos cojones -u ovarios- se enfrenta y dice "hasta aquí". Muchas veces tiene que pagar su vida para que otros disfrutemos de los derechos que hoy tenemos.
Por ello, hoy más que nunca creo que votar, al igual que otras muchas cuestiones, no es solo un derecho sino también un privilegio tanto para hombres como para mujeres que nunca debemos dejar de hacer, aunque sea en blanco.
martes, 19 de noviembre de 2013
domingo, 17 de noviembre de 2013
El enemigo en casa
El otro día leía la noticia sobre un libro publicado por la editorial Nuevo Inicio que me dejaba fría. No solo todavía hay muchos retrógrados en el género masculino sino también en el femenino. Y quizás eso sea lo peor.
No es la primera vez que digo que el enemigo está en casa. Las propias mujeres somos las que muchas veces justificamos actos, comentarios, sugerencias o chistes que no son demasiado halagüeños para nosotras. Y la prueba la he vivido de nuevo hoy mismo.
En fin, no entraré en detalles porque no vienen al caso pero los calificados como micromachismos siguen muy presente. Y si eso ya es malo, lo peor es que los toleremos e incluso, lo riamos y defendamos escudándonos en que "son bromas, no es en serio". La verdad es que no dudo, o mejor dicho, no quiero dudar que no es una gracieta entre amigos para hacerse el más "machote" pero por la misma razón que yo no llamo gilipollas a las personas por respeto, educación y sentido común, nadie debe soltar micromachismos simplemente por hacerse el gracioso.
Aún así vuelvo a titular y creo que el enemigo de la desigualdad está en nuestro terreno, el de las mujeres. Féminas que creen que es normal que todavía los hombres se queden en el sofá mientras preparamos la comida, féminas que se ríen de los chistes machistas hacia otras mujeres pensando que a ellas mismas no se los habrán dicho alguna vez, incluso, féminas que creen que piropos del tipo "te metía de todo menos miedo" son el mayor halago del mundo.
Y así vamos. La verdad que no soy amiga de los extremos pero a veces pienso que es mejor ser una feminazi y decir cuatro cosas bien dichas a alguno de vez en cuanto que vivir un escalón por debajo y ver como otras camaradas -qué comunista me ha quedado esto jjeje :-)- pisotean el terreno que durante años muchas otras han cultivado.
No es la primera vez que digo que el enemigo está en casa. Las propias mujeres somos las que muchas veces justificamos actos, comentarios, sugerencias o chistes que no son demasiado halagüeños para nosotras. Y la prueba la he vivido de nuevo hoy mismo.
En fin, no entraré en detalles porque no vienen al caso pero los calificados como micromachismos siguen muy presente. Y si eso ya es malo, lo peor es que los toleremos e incluso, lo riamos y defendamos escudándonos en que "son bromas, no es en serio". La verdad es que no dudo, o mejor dicho, no quiero dudar que no es una gracieta entre amigos para hacerse el más "machote" pero por la misma razón que yo no llamo gilipollas a las personas por respeto, educación y sentido común, nadie debe soltar micromachismos simplemente por hacerse el gracioso.
Aún así vuelvo a titular y creo que el enemigo de la desigualdad está en nuestro terreno, el de las mujeres. Féminas que creen que es normal que todavía los hombres se queden en el sofá mientras preparamos la comida, féminas que se ríen de los chistes machistas hacia otras mujeres pensando que a ellas mismas no se los habrán dicho alguna vez, incluso, féminas que creen que piropos del tipo "te metía de todo menos miedo" son el mayor halago del mundo.
Y así vamos. La verdad que no soy amiga de los extremos pero a veces pienso que es mejor ser una feminazi y decir cuatro cosas bien dichas a alguno de vez en cuanto que vivir un escalón por debajo y ver como otras camaradas -qué comunista me ha quedado esto jjeje :-)- pisotean el terreno que durante años muchas otras han cultivado.
domingo, 10 de noviembre de 2013
¿Jugamos, chicas?
¿Es la industria del videojuego machista? ¿Somos las mujeres las que no queremos entrar en este sector? ¿Es necesario crear productos de ocio para mujeres? Allá van mis respuestas con la ayuda de una conferencia sobre el tema a la que acudí en el marco del Games Week 2013.
¿Es la industria machista? Mi conclusión es que sí/no. Me vuelvo ambigua y lo explico. El mundo muestra que es machista aunque realmente los que lo integran no lo son. No creo que los jugones se consideren superiores a las mujeres pero si muestran sus instintos más básicos en este ambiente. Además, el propio entorno lo favorece y ya se sabe el grupo hace la fuerza. Así, los jugadores creo que, en general, no se ven por encima de nadie pero los videojuegos están tan hechos para ellos que lo parece.
No obstante, cuando miro los resultados de la búsqueda en imágenes de "mujeres y videojuegos", mi opinión se tambalea. Estos dos términos juntos son casi sinónimo de morbo, sexo y conceptos que no nos dejan en un lugar muy profesional a las féminas. Punto negativo que quizás, como apuntaban las ponentes, impiden que muchas se acerquen a este mundo. No creo que sea la única razón pero quizás si es uno de los argumentos.
En este terreno, tampoco ayuda que la mayor parte de los avatares de mujeres tengan menos ropa que cuando me ducho. Veáse el WoW que mientras un hombre va aumentando sus armas cuando va ganando poder, la mujer va perdiendo ropa. Horrible lo mires por donde lo mires. Pero aquí quién tiene la culpa; ¿el jugón o el desarrollador? Seguramente 50%.
Tampoco me parece que las azafatas de la propia feria sean la mejor forma de ayudar a integrarnos. Sí, son chicas guapisimas que se prestan a restregarse a cualquiera -¿es su trabajo? Ese es otro debate- y que si en lugar de ser mujeres fueran hombres, seguramente yo también no podría apartar los ojos. Sin embargo, me parece tan denigrante esta figura que solo me produce rechazo. Lo siento.
Sin embargo, parece que la igualdad en los videojuegos va llegando. Lo que hasta ahora se veía como un mundo sin futuro y solo para hombres, se está abriendo. La mentalidad cambia. Todas las ponentes coincidían en que cada vez hay más mujeres trabajando y jugando en el sector. Verdad o mentira no lo sé porque no estoy dentro, pero, si pude observar que en el Games Week el 80% del público que hacía cola, es decir, el realmente interesado en probar las nuevas consolas o juegos eran hombres.
Quizás otro de los puntos que hacen que las mujeres no entren en este mundo, no es que no les guste jugar sino que no hay productos para ellas. Pese a que soy la primera que busca la igualdad, soy consciente de que somos muy diferentes. Unas diferencias que son hacer ver todo con otro punto de vista. Así, es complicado que una mujer se acerque a un Call of Duty porque es un producto para hombres. La solución puede estar en crear opciones para mujeres. Los Sims demostraron que es posible y el concepto Wii ha explotado esta vía de negocio.
Así, mi gran conclusión es que las mujeres no estamos dentro del mundo de los videojuegos porque no queremos. La mayoría de las barreras sociales se han superado pero todavía no se ha conseguido que sea un sector que nos atraiga en masa, quizás porque todavía el concepto está demasiado masculinizado. ¿Problema de la industria? Seguramente porque finalmente son los que pierden público.
Esta es mi opinión pero abro la veda para que opinéis vosotros ¿Qué os parece? ¿Son los videojuegos machistas? ¿Por qué hay tan pocas mujeres en este mundo? Todo vuestra la caja blanca.
¿Es la industria machista? Mi conclusión es que sí/no. Me vuelvo ambigua y lo explico. El mundo muestra que es machista aunque realmente los que lo integran no lo son. No creo que los jugones se consideren superiores a las mujeres pero si muestran sus instintos más básicos en este ambiente. Además, el propio entorno lo favorece y ya se sabe el grupo hace la fuerza. Así, los jugadores creo que, en general, no se ven por encima de nadie pero los videojuegos están tan hechos para ellos que lo parece.
No obstante, cuando miro los resultados de la búsqueda en imágenes de "mujeres y videojuegos", mi opinión se tambalea. Estos dos términos juntos son casi sinónimo de morbo, sexo y conceptos que no nos dejan en un lugar muy profesional a las féminas. Punto negativo que quizás, como apuntaban las ponentes, impiden que muchas se acerquen a este mundo. No creo que sea la única razón pero quizás si es uno de los argumentos.
En este terreno, tampoco ayuda que la mayor parte de los avatares de mujeres tengan menos ropa que cuando me ducho. Veáse el WoW que mientras un hombre va aumentando sus armas cuando va ganando poder, la mujer va perdiendo ropa. Horrible lo mires por donde lo mires. Pero aquí quién tiene la culpa; ¿el jugón o el desarrollador? Seguramente 50%.
Tampoco me parece que las azafatas de la propia feria sean la mejor forma de ayudar a integrarnos. Sí, son chicas guapisimas que se prestan a restregarse a cualquiera -¿es su trabajo? Ese es otro debate- y que si en lugar de ser mujeres fueran hombres, seguramente yo también no podría apartar los ojos. Sin embargo, me parece tan denigrante esta figura que solo me produce rechazo. Lo siento.
Sin embargo, parece que la igualdad en los videojuegos va llegando. Lo que hasta ahora se veía como un mundo sin futuro y solo para hombres, se está abriendo. La mentalidad cambia. Todas las ponentes coincidían en que cada vez hay más mujeres trabajando y jugando en el sector. Verdad o mentira no lo sé porque no estoy dentro, pero, si pude observar que en el Games Week el 80% del público que hacía cola, es decir, el realmente interesado en probar las nuevas consolas o juegos eran hombres.
Quizás otro de los puntos que hacen que las mujeres no entren en este mundo, no es que no les guste jugar sino que no hay productos para ellas. Pese a que soy la primera que busca la igualdad, soy consciente de que somos muy diferentes. Unas diferencias que son hacer ver todo con otro punto de vista. Así, es complicado que una mujer se acerque a un Call of Duty porque es un producto para hombres. La solución puede estar en crear opciones para mujeres. Los Sims demostraron que es posible y el concepto Wii ha explotado esta vía de negocio.
Así, mi gran conclusión es que las mujeres no estamos dentro del mundo de los videojuegos porque no queremos. La mayoría de las barreras sociales se han superado pero todavía no se ha conseguido que sea un sector que nos atraiga en masa, quizás porque todavía el concepto está demasiado masculinizado. ¿Problema de la industria? Seguramente porque finalmente son los que pierden público.
Esta es mi opinión pero abro la veda para que opinéis vosotros ¿Qué os parece? ¿Son los videojuegos machistas? ¿Por qué hay tan pocas mujeres en este mundo? Todo vuestra la caja blanca.
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