Estoy harta de las presiones sociales. Ale ya lo he dicho. No aguanto más el "¿para cuándo?" Si no es el novio, es la boda, sino el primer niño o sino el segundo. Hay que cumplir con los cánones sociales y sino tienes dos salidas; o salir por la tangente en cada situación o contestar con una medio sonrisa diciendo interiormente ¿otra vez?.
La gente no es consciente -o eso espero- de lo que puede quemar el "¿para cuándo?" cuando mínimo se oye dos veces a la semana. Y no hablo de un para cuándo en concreto sino de todos y cada uno de los que te pueden decir en toda tu vida. Y mucho más cuando eres mujer, porque nacimos para cumplir con estos prototipos; para convertirnos en novias, esposas, madres y abuelas. Y sino no somos tenemos novio será porque somos raras, sino somos madres no estaremos completas (que se lo digan sino a Gallardon) o si no nos casamos tendremos el mejor día de nuestra vida.
Si por cada vez que me han preguntado un "¿para cuándo?" en cualquiera
de las versiones, me hubieran dado un euro, ahora sería rica. Pero si me lo hubieran dado por cada ¿Estás bien? ¿Eres feliz? Seguramente ahí me daba para mucho menos. Y es que a nadie le importa tu felicidades sino más bien tu capacidad de aparentar que lo eres.
Nadie sabe lo que pasa en cada casa pero todo el mundo quiere ver que cumples con los estereotipos marcados: pareja heterosexual por supuesto, boda que si es por la iglesia mejor y los niños en poco tiempo. Nadie te pregunta si eso es lo que quieres, si puedes permitírtelo o si eres feliz con ese modelo de vida obligado por esa presión social o la peor de todas: si aunque sea lo que quieres, puedes. Pocos se lo plantean.
Propongo cambiar ese "¿para cuándo?" que a nadie nos tiene que importar por un "¿para cuándo... ser feliz?": una pregunta igual de comprometedora pero que desgraciadamente nadie te hace porque se sobreentiende que lo eres y ¿de verdad es así?.