Cuando era pequeña siempre soñaba con ser escritora. Llenaba hojas de historias de princesas valientes que daban lecciones a los príncipes -creo que el feminismo ya corría por mis venas- pensando que algún día serían los número uno en venta. Pero nunca pensé que el primer libro que autoeditaría sería un cuento para mi hija. Y así ha sido.
"Superlaia y el malvado Coronavirus" ya está en mis manos. Lo que eran historias que le contaba a mi superheroína para dormirla, cuando nada más funcionaba, se han convertido en un pequeño cuento sin más ambición que la de ser un recuerdo muy especial.
Y es que el cuento no deja de ser un pequeño homenaje a esa superheroína que llegó en el peor momento de una pandemia dispuesta a darnos felicidad y mucha fuerza para seguir adelante. Una pequeña que puso al mal tiempo buena cara y nos enseñó que podemos seguir soñando porque los sueños se pueden hacer realidad.
Cierto es que este libro no sería tan especial sino fuera por las ilustraciones de Ana Traba. Su trabajo, que ya se puede apreciar en la imagen que abre este artículo, ha sido la guinda que necesitaba para hacer este regalo más especial, si cabe.
No espero que este cuento sea un superventas, ni mucho menos. Con que sirva para que esa canija de ojos despiertos sepa lo especial que puede llegar a ser, me conformo. Maite zaitut, Pitxirila.
Pero como lo mejor de un cuento es compartirlo, aquí lo dejo para que lo podáis disfrutar. El físico me lo guardo para cuando nos podamos ver 😍