domingo, 17 de noviembre de 2013

El enemigo en casa

El otro día leía la noticia sobre un libro publicado por la editorial Nuevo Inicio que me dejaba fría. No solo todavía hay muchos retrógrados en el género masculino sino también en el femenino. Y quizás eso sea lo peor.

No es la primera vez que digo que el enemigo está en casa. Las propias mujeres somos las que muchas veces justificamos actos, comentarios, sugerencias o chistes que no son demasiado halagüeños para nosotras. Y la prueba la he vivido de nuevo hoy mismo.

En fin, no entraré en detalles porque no vienen al caso pero los calificados como micromachismos siguen muy presente. Y si eso ya es malo, lo peor es que los toleremos e incluso, lo riamos y defendamos escudándonos en que "son bromas, no es en serio". La verdad es que no dudo, o mejor dicho, no quiero dudar que no es una gracieta entre amigos para hacerse el más "machote" pero por la misma razón que yo no llamo gilipollas a las personas por respeto, educación y sentido común, nadie debe soltar micromachismos simplemente por hacerse el gracioso.

Aún así vuelvo a titular y creo que el enemigo de la desigualdad está en nuestro terreno, el de las mujeres. Féminas que creen que es normal que todavía los hombres se queden en el sofá mientras preparamos la comida, féminas que se ríen de los chistes machistas hacia otras mujeres pensando que a ellas mismas no se los habrán dicho alguna vez, incluso, féminas que creen que piropos del tipo "te metía de todo menos miedo" son el mayor halago del mundo.

Y así vamos. La verdad que no soy amiga de los extremos pero a veces pienso que es mejor ser una feminazi y decir cuatro cosas bien dichas a alguno de vez en cuanto que vivir un escalón por debajo y ver como otras camaradas -qué comunista me ha quedado esto jjeje :-)- pisotean el terreno que durante años muchas otras han cultivado.

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