jueves, 19 de marzo de 2020

Carta a un enfermo

Llevo varios días pensando en cómo empezar esta carta que finalmente no sé si enviaré y la verdad es que me cuesta.

Soy de las que no me suele temblar mucho el dedo para escribir. He llenado cuadernos y cuadernos con tonterías pero cuando es el momento de verdad; el momento de demostrar a alguien todo mi apoyo y darle las fuerzas que ahora mismo escasean, me da el síndrome del folio en blanco.

Aún así lo voy a intentar:

Hola,
No conozco tu nombre ni tu situación personal, pero estamos unidos por una misma causa: hacer frente a una pandemia que, por desgracia, en tu caso te ha cogido de lleno. Y teniendo un pequeño nexo de unión podríamos llamar a esto el inicio de una bonita amistad. 
Sé que estos días te encontrarás muy solo/a. Una habitación de hospital no es precisamente el sitio más hogareño en el que se puede estar y mucho menos, cuando síntomas como la fiebre, la tos o los vómitos son tus únicos acompañantes en ese espacio. Pero fuera de él te puedo garantizar que muchos estamos pensando en vosotros y acompañándoos. 
Ya que tú no puedes asomarte a mi ventana, lo haré por ti. Desde ella veo mensajes como "Fuerza", "El pueblo salvará al pueblo" y muchos, muchos arcoiris. Esos arcoiris que reflejan la luz, la esperanza y todos los buenos deseos que te mandan millones de niños de toda España. Justo ese momento estamos esperando todos, la calma que sucede a la tormenta que estamos viviendo todos pero en la que tú te has llevado la peor parte.  
Quizás en algún momento has podido escuchar lejanamente los aplausos que damos a las 8 de la tarde. Esos momentos en los que todos salimos a los balcones para demostraros todo nuestro apoyo y cariño. Para demostraros que, aunque estar en casa pueda ser el menor de los males, lo hacemos para que podáis estar lo mejor atendidos posibles y que la situación pronto se resuelva. El aplauso es para vosotros, como enfermos de un virus que esperamos que no sea más fuerte que vosotros, y para todos esos médic@s, enfermer@s, celadores y demás personal sanitario que velan por vuestra salud.  
Espero que estas palabras te ayuden a seguir luchando. A pensar que estamos aquí fuera esperando que un día salgas de esa fría habitación y te puedas despedir de todos los médicos con un abrazo sin mascarillas ni guantes. Que vuelvas a reencontrarte con tu familia y tus amigos. Que celebres la vida, la salud y la victoria. 
Espero que ese momento sea muy pronto, porque no te quepa duda uqe llegará, pero mientras tanto va por ti ese nuevo aplauso de una nueva amiga. Mucho ánimo. Te esperamos fuera. 






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