Y justo ese momento fue suficiente para saber que esos 20 años de vacío, de esperas, de ausencia de respuestas a la preguntas dichas al aire y de sentimientos encontrados habían valido la pena. Necesitaban seguir juntos otros 20 más. Solo así podrían seguir encontrando ese momento perfecto en el que sus miradas decían todo sin decir nada.
Segundos después volvieron a coger el móvil para atender a sus vidas sociales que apremian respuestas, me gustas y bandejas llenas de correos electrónicos. El momento ya había pasado y nadie más sabe cuándo volvería a llegar.
Texto inventado
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