jueves, 31 de diciembre de 2015

Adiós 2015, bienvenido 2016


Un año más que intenso que antecede a otro que parece que no lo va a ser menos. Buf que contar de este 2015 que se ha portado más bien de lo que pensaba que lo haría. No me puedo quejar para nada.

Comenzó quitándome una tela de los ojos que aunque fue complicado en sus inicios, me ha hecho ver todo de una forma más clara. Y quizás esa operación también me ha ayudado a ver más y mejor a los que están a mi alrededor.

Continuó el año cumpliendo sueños. Estambul fue uno de ellos. Esa espinita de conocer la mezcla entre el mundo occidental y oriental me la quite con una proposición inesperada que marcará el 2016.

El resto del año llegó con vistas inesperadas y muchas muchas horas de risas, familia y amigos. Algunos se han ido y otros simplemente se han alejado pero los que de verdad estuvieron, han seguido estando y demostrando que siempre vale la pena tenerlos cerca.

Para 2016 solo espero que me deje la mitad de buenos momentos de este año, salud para todos y un año con hitos inolvidables.

 ¡Feliz 2016!

martes, 22 de diciembre de 2015

Por una Navidad de 365 días

Ya es tradicional en este blog el post en favor de la Navidad. Y es que reconozco que es una fecha que me gusta pero me gustaría mucho más si realmente se sostuviera todo el año. Y me explico porque alguno ya está poniendo el grito en el cielo viendo Belenes y Olentzeros en abril.

La Navidad es mucho más que una fiesta religiosa con días y días de comilonas donde se dan regalos por doquier. Para muchos es la época en la que desear todo lo mejor a aquellos que con los que nunca habla el resto del año, acordarse de esos seres queridos que ya no están -o están en un asilo- o buscar en el bául de los recuerdos ese niño que llevas dentro para sacarlo con una imagen cómica. Y ese es el verdadero espirítu para de lo mi de la Navidad que debería pervivir.

¿Qué pasaríamos si hicieramos más San Queremos y menos Reyes Magos? ¿Qué pasaría si llamaramos un día cualquiera a ese amigo con el que hace tanto tiempo que no hablamos y le dijeramos todo lo que le echamos de menos? ¿Qué pasaría si nos acordaramos en mayo, junio o octubre de ese vecino que lo está pasando mal o de esa ONG que nos necesita? ¿Qué pasaría si nos riéramos más de nosotros mismos? Seguramente que este mundo sería mucho más feliz y menos egoísta e individualista.

Así que este año abogo por una Navidad todo el año. Una Navidad en la que no necesito ni un Belén ni regalos ni falsos amigos. Pero si necesito reírme como lo he hecho el resto del año, ver la ilusión de los niños y seguir compartiendo grandes momentos con aquellos que también disfruto el resto del año.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Veintitodos


Me gusta ese concepto. Veintitodos. Veintitodas las cosas que me han hecho llegar hasta aquí. Veintitodas las personas que han dedicado un minuto a tirarme de las orejas, darme un abrazo o recorrerse medio Madrid para tomarse unos churros. Veintitodas esas que lo han hecho sabiendo que me sacarían una sonrisa y muchos minutos de felicidad. Veintitodas las que me han hecho llorar.

Prometo que estos veintitodos los voy a aprovechar, voy a seguir siendo yo y reafirmando que la juventud es un concepto no una edad.

 ¡Muchas gracias!

sábado, 21 de noviembre de 2015

El pasotismo


Mi naturaleza "organiza todo" me hace no entender el pasotismo. Lo respeto e incluso intento practicarlo desde hace mucho tiempo, pero me cuesta demisiado. Por eso se me hace muy cuesta arriba pasarlo por alto.

Cada día tengo más claro que el pasotismo es una actitud. Un cáracter que apuesta por dejar que los demás hagan por ti lo que a ti no te apetece, no quieres o directamente pasas de hacer. Una forma de vivir más o menos buena porque realmente no hay ninguna perfecta.

Y si el pasotismo viene de la mano de un conformismo o agradecimiento por el trabajo hecho por otros o incluso, una resignación a las consecuencias que conlleva, pues hasta es aceptable y tolerable. El gran problema (al menos para la "organiza en todo, colaboro en todo, pienso en todos" que es una servidora) es cuando encima lo que le acompaña son faltas de respecto, críticas e impedimentos. Eso me toca la moral baja.

No obstante, estas actitudes me dan que pensar: ¿De quién es la culpa del que pasa o del que se molesta en exceso? ¿Es necesario ser "la madre de todo el mundo"? Pues no tengo una respuesta clara. Si la tuviera quizás escribiría un libro, no un post :-)

Lo único que tengo claro es que cada día miramos más por nuestro interés, cada día somos más individualista y nuestro único aliciente es lo nuestro y nuestro bien. Y el resto no importa y mucho menos para los pasotas. Quizás es una interesante forma de vivir de la que aprender.

domingo, 25 de octubre de 2015

La fotografía


Seguramente esta fotografía dice poco al común de los mortales, aunque quizás sea una de las más importante de mi vida. Una fotografía que dio lugar a una proposición que ya está en marcha :-)

La instantánea, tomada en junio de este año en Estambul, es la historia de un impulso. Un instante de lucidez en el que dije tres palabras: "¿Quieres casarte conmigo". Todavía no sé qué me llevó a ello, o quizás fue simplemente un sentimiento que llegó en un momento perfecto.

Un sentimiento que lleva cuatro años creciendo y en ese lugar salió. Se escapó de mi boca como un impulso pero creo que eso fue lo que lo hizo más especial; que fue algo sin preparar, sin parafernalias, sin anillo y sin nada más que lo que era necesario: nosotros.

Y precisamente eso es lo que busco con este paso; tener a mi lado lo que realmente necesito: mi familia y mis amigos. Ese será el mayor regalo y apoyo con el que celebraré que la vida está hecha de impulsos y personas.

¡Nos vemos! Y mientras tantos una fotografía más de la segunda pedida en la que Nico si que se enteró. Y esa fue su cara ;P

lunes, 24 de agosto de 2015

La absurda manía del monolenguaje


Luchar por tener una identidad diferente, por derechos humanos o por potenciar nuestro idioma me parece perfecto. Pero de ahí a imponerlo y que parezca que tiene que ser la única forma de expresión me parece exagerado y que ayuda poco al objetivo final.

Uno de los miles de ejemplos que hay me lo encontré ayer en fiestas de Bilbao. Un año más los vasos reutilizables venían impresos y esta vez con mensajes pro igualdad y en contra de la homofobía y racismo.

Eso sí, el mensaje solo en euskera como podéis ver en la foto. Entonces yo me pregunto: ¿Qué pasa si no sé euskera? ¿Qué pasa si vengo de otras partes de España o simplemente del extranjero? Pues que dará igual que me ponga "Por unas fiestas sin sexismo, LGTB-fobia y racismo" o "Mi tía la del pueblo también le gustan las fiestas", total no me voy a enterar del mensaje sensibilizador.

Con esto no pido que se elimine el euskera ni mucho menos. Al contrario, me parece que seguir utilizándolo es la mejor forma de mantenerlo vivo y por ello me parece perfecto que se utilice en las calles, que se exponga en fiestas o se utilice cualquier excusa para impulsarlo. Pero de ahí a caer en la dictadura de solo el euskera creo que es un problema que solo trae puntos en contra.

Para motivar su aprendizaje, ayudar a comprenderlo a personas que no lo entienden -que son muchas más de las que pensamos-, se podría hacer uso de su traducción en castellano. Una bonita forma de enseñarlo.

Pero no, mejor ser cabezones y optar por que nadie nos comprenda. Por ver a la gente con cara rara al leer cosas como estas y pensar que los intolerantes, en muchas ocasiones cuando nos dejamos llevar por los carteles monolenguaje, somos nosotros.

martes, 11 de agosto de 2015

Marie Curie o cómo ser una revolucionaria sin quererlo



Acabo de terminar de leer "La ridícula idea de no volver a verte" de Rosa Montero. El libro desglosa la vida de Marie o Madame Curie, una mujer que verdaderamente me ha impresionado mucho más de lo que esperaba.

Hasta donde conocía sabía que Madame Curie era una científica. Confieso que poco más sabía de ella. Una mujer científica que en mi memoria no ocupaba un lugar privilegiado hasta que la he conocido un poco más.

Vale, mujer científica. Espera, mujer científica pero nacida a finales del siglo XIX. Esto empieza a coger forma. Mujer científica que ganó dos premios Nobel. No uno sino dos, y siendo la primera que lo hacía. Guau! Todo por investigar alrededor del radio. Sí, aquel elemento capaz de eliminar células cancerígenas que se utiliza en la actualidad. Impresionante, lo que me había perdido.

Una mujer que sin quererlo rompió muchos esquemas. Una mujer que más allá de su sexo quería demostrar grandes avances a la ciencia. Una mujer que consiguió ser la primera profesora de la Universidad de París y mucho más.

Admiro la valentía de esta mujer que, según también comenta Rosa Montero, supo saltarse los cánones. Marcar un antes y un después en la ciencia. No tanto por sus descubrimientos -que también- sino por su perseverancia para sobrepasar las reglas y batallar en un mundo de hombres.

Quizás lo que más me impresionado de toda la vida de esta gran fémina es la siguiente fotografía. Marie Curie rodeada de otros científicos de la época. La única mujer. Da vértigo y a la vez orgullo:


La historia de la científica no tiene final feliz. Madame Curie murió a causa de su propio elemento investigado: el radio. Paradojas de la vida de una gran feminista que luchó por nosotras sin saberlo. Allá donde estés, muchas gracias por abrirnos caminos.

jueves, 2 de julio de 2015

Cuando el maltrato era invisible para la sociedad


Curioso como lo que ahora parece totalmente juzgable y deleznable, hace unos 30 años era una nimiedad para el Gobierno, policía y sociedad, en general. Y hablo de una cosa tan seria como los malos tratos.

El tema lo están tratando en Amar es para siempre - sí cuando tengo un rato lo veo, soy una telenovelera confesa- de una manera que hace, cuanto menos, pensar en todo lo que hemos avanzado, aunque en ocasiones parezca que no.

La maltratada Clara y el maltratador Juan, arriba en la fotografía de cabecera, creo que lo hacen suficientemente bien como para que se entiendan las dos versiones. Por un lado, la abnegada esposa que prepara la cena a su marido, es casta e intenta complacer a su marido en todo pero nunca lo consigue. Por otro, el papel bordado del marido maltratador que cualquier excusa le es perfecta para pegar a su mujer y tenerla atemorizada día y noche.

Pero quizás lo más interesante de este caso ficticio es el tratamiento de la sociedad. Por un lado está la familia que en cuanto se entera de los maltratos apoyan incondicionalmente a la víctima. Un hecho quizás demasiado utópico teniendo en cuenta que estamos en la década de los 60.

Y por otro, tenemos a la justicia y leyes gubernamentales de la España de entonces. Una España donde Franco prohibió el divorcio promulgado por los republicanos en 1932 y retomado en 1981 con la llegada de democracia.

Una España a la que le importaba más bien poco lo que podía pasar en el seno familiar y veía normal las palizas. Una España donde, y cito textualmente lo que dice el comisario de la serie, "la policía no puede intervenir cada vez que un hombre pega a su mujer o su hijo". Una España donde abandonar el hogar por parte de la esposa era ilegal. Una España donde la Guardia Civil si estaba para hacer volver a las mujeres con su marido maltratador.

30 años. Solo 30 años desde que todo esto fuera totalmente normal. Se me hiela la sangre solo de pensarlo. De intentar entender cómo lo que está pasando Clara en la ficción, fuera una realidad para muchas mujeres. Impresionante lo cruel que puede ser el ser humano consigo mismo. Y lo peor es que las mujeres casi siempre nos llevamos la peor parte.

sábado, 23 de mayo de 2015

El, al parecer, defecto de tener una talla 44


Pues si aquí estoy de nuevo con mi eterno problema: mi, al parecer, extrema gordura para las tiendas más famosas de ropa en nuestro país. En fin a allá vamos a desahogarnos.

Ayer se me ocurrió, ingenua de mi, ir a mirar unos pantalones vaqueros. Ni más ni menos. Unos básicos. Llevaba tanto tiempo sin pisar una tienda de ropa que no recordaba que las tenemos una 44 no tenemos derecho ni a ir a la moda ni a exigir más de una 40.

Literalmente mi recorrido fue: entrar en Bershka. Vale ahí no esperaba encontrar demasiado. Después me fui a Pinkie, anda aquí había pantalones chulos pero nada más allá de una 40. Vale vamos a probar en Zara que aquí suele haber más tallaje. ¿Más tallaje? jaja Haberlo había pero vamos una 44 que me la podría meter en una oreja porque en una pierna, lo dudo. Finalmente y ya con la mala ostia in crescendo me dije voy a mirar en Mango, aunque mira que lo dudo pero con eso de que tienen tallas grandes -otra cuestión que daría para otros post-. Y no falle. Nada más allá de una 40.

En fin. Pase por delante de un Punto Roma, tienda en la que se compra la ropa mi madre, y fijaros que hasta me plantee entrar. Pero vamos que me fui no solo sin pantalones sino con una mala ostia que me costó quitarla de encima.

Lo siento no lo entiendo. No entiendo cómo desde los 13 años tengo el mismo problema: encontrar unos pantalones para una chica que no está delgada pero tampoco creo que sea ninguna obesa. No lo entiendo y me da tanta rabia que en esta sociedad tener unos michelos de más sean castigados de esta forma que entiendo más de una anorexia o bulimia y me da más pena aún.

Ahora que poco me extraña cuando busco en Google talla 44 y me encuentro cuestiones como tallas grandes, moda a partir de la 44. Así que efectivamente somos un colectivo de gordas y eso que muchas de los grandes iconos de belleza llevaban esa talla. De poco sirve.

Ante esto está claro que poco puedo. Poco más que evitar comprar en esas tiendas que solo fomentan la moda para los cuerpos perfectos. Tampoco es que se llevaban a arruinar por mi pero oye es mi granito de arena.

domingo, 26 de abril de 2015

A la madre de Aitor

Supongo que la protagonista de esta entrada nunca la leerá pero bueno sirva como una queja en voz alta.

Vaya por delante que me encantan los niños -cualquiera que me conozca lo sabrá- y ellos nunca me han molestado. Sus gritos, sus carreras con el triciclo o incluso sus balones en mi balcón me parecen tolerables. Pero lo siento, con lo que no puedo es con la madre de Aitor.

Esta señora -a la cual he tenido el placer de identificar- le cuesta moverse más que a una Godzilla en una bañera pero no le duelen prendas para estar literalmente cada 5 minutos gritando el nombre de su hijo en el parque de su urbanización. Chica, cansas.

Entiendo que es duro ser padre/madre, que los niños son agotadores, que algunos son unos traviesos pero creo no sería pedir demasiado si en vez de chillar cada 5 minutos a tu hijo, te levantarás una de cada 10 veces. Solo una. Quizás de esa manera y con un buen azote de por medio de vez en cuando entendería que las cosas no son así. Pero es más fácil gritar: "Aitor, no toques eso" "Cuidado, Aitor", "Aitoooor". Y si el niño no hace caso -lógico porque tiene que tener el timbre de su madre en las entrañas como yo- seguir gritando sin parar. Levantarse ni con un terremoto.

La crispación con la madre de Aitor ha llegado a tal punto que estoy hasta cogiendo manía al nombre. Y todo sea dicho, fue el nombre de mi amor platónico del colegio y estaba en la lista de los favoritos para mis hijos. Pero vamos, la madre de Aitor se ha cargado todo el romanticismo que para mi tenía el nombre.

Solo espero que Aitor crezca rápido y le diga a su madre que levantarse del banco de vez en cuando no esta mal para airear el culo, al menos. En fin, "Aitooooor".

miércoles, 1 de abril de 2015

Esos artículos sobre "10 consejos para gustar más" y más

El otro día comentaba con un compañero como cada vez me gustan menos las revistas femeninas. No porque haya dejarlo de serlo sino porque parece que solo dan consejos para ser la mujer perfecta que debemos ser. Y nada más.

Cada vez lo tengo más claro. Reportajes tipo "10 consejos para gustar más", "20 formas de tener un cuerpo perfecto" o "Cómo enamorar a tu chico" son un reflejo de una sociedad en que tener unos kilos de más o no llevar la última camisa están casi mal vistos.

Pero más humillante me parece cuando aparecen revistas on-line que van de revolucionarias y diferentes donde nos encontramos exactamente lo mismo. El último caso sangrante es de We lover size. El título la verdad es que me gustó a medias porque me evoca tallas y ahí ya empezábamos mal. Pero en fin, me lo habían recomendado y le eché un vistazo. En el menú inicial los tópicos Moda, Belleza, Estilo de vida, Vida Sana, Sexo y por último, y para no quedar mal Cultura. Porque está claro la cultura es lo que menos importa en una mujer. En fin.

Pero bueno hasta ahí podemos decir que todo era normal. Una revista para mujeres. Lo que me hizo rabiar es cuando pululando por la web me encontré con este artículo "Bañadores de tallas grandes 2015". Puesto que una se encuentra más en tallas grandes que pequeñas, dije vamos a ver qué dice y al abrirlo me encontré con esta foto:


No sé a vosotros pero a mi esta chica me parece bien normalita. Abrir un artículo de tallas grandes con una chica así, sinceramente me parece más denigrante para las que tenemos las caderas más allá de una 42 que halagador. 

Pero la tomadura de pelo no se quedaba ahí. Veamos la siguiente foto del mismo artículo: 


¿Perdona? La otra vale hasta podía pasar si intentamos no ser muy radicales pero estas chicas ¿Qué tienen exactamente de tallas grandes? Alucinada me hallo.

Y ahí está la razón una más de por qué las revistas femeninas cada vez me gustan menos. No diré más.

martes, 17 de marzo de 2015

Viva Las Vegas ¿o no?


Ya lo decía Elvis Presley, Viva Las Vegas. Y oye otra cosa no pero vivir esta ciudad es lo más sencillo que se me ocurre porque es el lugar donde cualquier cosa puede ocurrir y todo se puede conseguir. Con dinero de por medio, por supuesto.

Reconozco que tengo sentimientos encontrados respecto a Las Vegas. Llevaba mucho tiempo queriendo conocer la ciudad (y si no que se lo digan a los que me tuvieron que aguantar durante una semana pidiendo desviarnos a este lugar) pero ahora que ya me la he recorrido -mis pies dan fe de ello- tengo una sensación extraña.

Por un lado, me ha gustado la experiencia. Es un lugar increíble, muy al estilo americano donde todo tiene que ser a lo grande y espectacular. Una ciudad donde puedes encontrar casi de todo y que ha conseguido traer lo mejor de París, Venecia, Egipto o Nueva York o incluso mejorarlo -aquí no huelen a cloaca los canales ;-)-.




Sin embargo, detrás de eso hay muchas cuestiones que no me han gustado. Más allá de la espectacularidad de sus edificios, las recreaciones impresionantes de cada uno de los lugares, estamos ante una ciudad que solo potencia dos cosas: el consumo y el sexo. Y no sé que me gusta menos.

Por supuesto, sabía que en Las Vegas no me iba a encontrar a hermanitas de la Caridad dando misa o música clásica en cada esquina. Pero he de decir que todo ha superado mis expectativas. Muy americano esto también.

Lo del consumo me lo esperaba bastante pero encontrarme cada paso hombres anuncio ofreciendo literalmente "chicas de culos calientes", mujeres en bikini dispuestas a sacarse una fotografía y lo que haga falta o máquinas tragaperras donde las tetas de las protagonistas son más grandes que los botones (incluso botones, si te apuras) ha podido conmigo. Si me he metido en la boca del lobo, diría alguno pero de verdad que era una ingenua al pensar que no iba a ser tan tan exagerado.

Pero quizás lo que más me ha llamado la atención no es solo esto que era de esperar sino ver miles de familias con niños paseando y viendo culos y tetas por doquier. ¿De verdad Las Vegas es un destino turístico familiar? Mira que lo dudo y mucho. Pero parece que a muchos les parece el lugar perfecto para sus canijotes.

Así, me voy con un sentimiento encontrado. Una sensación de que la ciudad en sí me parece digna de ver (con una vez más que suficiente, eso sí) y por otro lado, un lugar de esos en los que parece que la mujer no ha conseguido dejar de ser un objeto.

martes, 3 de marzo de 2015

Porque sea 8 de marzo todo el año

A diario me muevo en un mundo muy masculinizado: el canal informático. Un nicho donde todavía el valor de la mujer es mínimo y mucho más si nos vamos a la altas esferas de los actores clave. Mucho que hacer todavía.

Pero quizás lo más preocupante no es que no haya representación femenina en los altos cargos de este nicho, que ya me parece grave, sino como este sector todavía tiene muchos estereotipos reales. Preguntas como "¿Cuándo van a salir las ucranianas?" o situaciones en la que una fiesta se convierte en un espectáculo de barra americana son todavía el pan de cada día.

Es cierto que no toda la tecnología es así. Tenemos grandes ejemplos de igualdad en ejecutivas como Marissa Mayer de Yahoo! o Meg Whitman de HP que avalan que muchas cosas están cambiando en este y otros mundos.

Sin embargo, lo peor es que las grandes tecnológicas con mujeres al mando no son un estándar en las empresas. Miremos la banca, la industria y un largo etc. Y mucho menos la igualdad salarial y social. Y si extrapolamos a la sociedad española los tópicos del canal de hombre poderoso, vemos que todavía estas cuestiones son demasiado frecuentes. Y es ahí donde está el gran problema.

No soy muy amiga de los "Días de" pero entiendo que son necesarios para sensibilizar a la población. El 8 de marzo instaurado como el Día de la mujer trabajadora, ya sea remunerado o no, debería extrapolarse a los 365 días del año.

Así, abogo porque sea 8 de marzo todo el año. Porque podamos tener las mismas oportunidades, deberes y obligaciones que los hombres. Porque la igualdad sea una máxima para cualquier sociedad -parece que alternativas como Podemos se han dado cuenta que debe ser así-. En definitiva, porque, pese a las diferencia, las mujeres optemos a lo mismo con sus pros y sus contras.

  ¡Viva el feminismo!

jueves, 12 de febrero de 2015

Operación PRK: ¿Cómo se vive eso?

Antes de realizarme la operación PRK, estuve varias horas buscando información por Internet; buscando testimonios, recomendaciones e información en general sobre lo que me iba a pasar. Leí mucho pero quizás poco sobre que se siente en todo el proceso. Y precisamente para poner un poco de claro a los que están a punto de entrar en el quirófano o para resolver algunas dudas, ahí va mi experiencia:

He de aclarar que la operación es un pelín más complicada, en cuanto a posoperatorio, que la básica de Lasik. Más que nada porque el proceso es más traumático para el ojo y le cuesta un poco más recuperarse.

Días antes de la operación comencé con unas gotas y a limpiarme bien los ojos. Nada extraordinario ni difícil de cumplir.

Confieso que tenía muy claro que me quería operar pero cuando llegó el momento me cagué viva. Literalmente. Menos mal que un Lexatim consiguió que fuera como en las nubes. Vamos bien dopadita.

En fin, llegó el momento. El momento de dejar las gafas y pensar esta es la última vez que las cogeré en mucho tiempo. Una amable enfermera me puso de punta en blanco -vamos una calzas en los pies, una bata de papel y un gorro de ducha-. La chica me echó unas gotas que, según me comentó, eran la anestesia. "Ahora a esperar un poco" y me tocó.

Según entré en el quirófano pensé: "¿en serio esto es un quirófano?". Más que el típico quirófano de Hospital Central parecía una cocina con una gran máquina. Un aparato donde me hicieron tumbar para comenzar.

Justo detrás de mi cabeza tenía al médico y a los dos otros ¿ayudantes?. Y comenzamos. Primero me pusieron una especie de pegatina en el ojo que no se iba a operar, después un papel por toda la cara con un agujero en el que si me iban a operar. A continuación, me lo abrieron tipo "Naranja mecánica". No creo que el aparato fuera muy diferente, de hecho.

Y allá que fue el médico. Después de echarme otra ráfaga de anestesia se puso a "jugar" con mi ojo. "Mira al punto rojo", me dijo. Cómo para no mirar, como si me llega a decir que visualice la Sagrada Familia, en ese momento. Pero llegó un momento crítico. "Perdona, no veo el punto rojo, bueno más bien, no veo nada", le comenté como que no quería la cosa -bueno más bien acojonada viva porque ya pensaba que me había quedado ciega del primero-. "Lo sé, señorita", me contestó el señor médico. Sí, efectivamente era muy amable y empático, el señor. Qué carácter!

Y continúo la operación. Después de cortar con un bisturí una de las capas del ojo, llegó el momento del láser. Menos mal que sabía -gracias a leer tanto por Internet y lo que me habían contado- que iba a oler pollo quemado sino creo que me hubiera levantado en ese mismo momento cual zombie. Acabó de quemar el láser, me pusieron una lentilla y a repetir el proceso con el otro ojo.

Fueron unos 10-15 minutos de reloj. A mi se me hicieron como dos o tres horas. La sensación de ver cómo trasteando en tu ojo es cuanto menos agobiante y bastante incómoda. Tiempo más que suficiente para salir totalmente duchada de suero fisiológico. ¡Menudo bañito! 

Después regresé a casa y entendí porque me había recetado pastillas para la jaqueca. Me entró un dolor de cabeza impresionante. Dormí unas horas y me levanté bastante bien. Pensaba que todo iba de color de rosa hasta que llegó el día siguiente cuando comenzaron los pinchazos en los ojos. Nada anormal pero si bastante bastante doloroso. Durante tres o cuatro días estuve más mirando al techo que a otro lado; me hacía mucho daño la luz y no aguanta casi nada con los ojos abiertos.

Pero poco a poco -y cuando digo poco a poco fueron 2 semanas largas- comencé a ver bastante mejor. Al principio me costaba ver cualquier cosa muchísimo, era como tener las gafas empañadas. Aunque a día de hoy, un mes después, todavía tengo momentos en los que no veo perfecto, puedo decir que ya he recuperado la visión prácticamente al 95% (la recuperación completa puede tardar hasta 6 meses). 

Así que olé por la operación PRK, eso sí divertida no es pero merece la pena.