martes, 30 de diciembre de 2014
2014, año de cambios
Llega el resumen anual, un habitual en este espacio. Si este 2014 a punto de dejarnos tengo que definirlo con una palabra esta será cambio. Un año con muchas novedades en mi vida que ya anunciaba por estos lares.
Durante este 2014 ha habido muchas noticias. Geniales las que más, buenas muchas, regulares algunas y las menos por suerte, malas. Todas ellas han hecho un año apasionante en el que menos quieta he estado de todo.
En febrero comenzaron los cambios han dado sentido a la definición de este año. Muchas nuevas en una semana en la que de repente el gran Nicolás (lo siento pero este es mucho más grande que el famoso en todos los sentidos ;P) y una servidora veíamos que la vida bajo el mismo techo iba a tardar mucho menos de lo esperado. Y tanto que lo hizo.
Un día de primavera en el Retiro llegó la gran frase entre sandwiches: "Vero ¿Quieres vivir conmigo?". Casi me atragantó. La respuesta es evidente. Allá que fuimos. A por la nueva vida sin pensarlo dos veces.
A partir de entonces llegaron momentos de lo más variados hasta que finalmente hemos conseguido tener nuestro "Lemon House" más o menos encaminado. Ha sido un trayecto con todavía mucho recorrido y más de una queja por mi parte. Lo siento, Rivas no es el paraíso imaginado en mi mente pero he de decir que todos los ripenses y arrimados me han ayudado a ver el vaso medio lleno. Gracias a todos por ello.
Por supuesto, 2014 no solo ha sido un cambio de hogar y el comienzo de una vida nueva. También ha sido un año en el que he visto como mi familia y amigos tomaban grandes decisiones; consolidar una vida en común con una boda o con nuevas criaturas. Pequeñas y grandes personas que pese a que los tiempos y situaciones cambian, siguen ahí.
Gracias a todos por este 2014 lleno de sorpresas. Ahora veremos qué nos depara 2015. Espero que muchas nuevas vidas, proyectos e ilusiones cumplidas.
viernes, 26 de diciembre de 2014
Un coro y mucho más
Ayer volví a ver Los chicos del coro. Más allá de lo preciosa que me parece esa película, me volvió a recordar a mi época de corista. Sí, señores esta chica con voz de pito estuvo muchos años en un coro y no lo debía de hacer tan mal aunque no lo parezca.
En fin al lío que me lío. El caso es que me dio por pensar en todo lo bueno que me aportó el coro. Aunque no todo fue un camino de rosas, lo cierto es que me ayudó a ver mucho más de lo que podría haber imaginado.
Por un lado, viajar. El coro me enseñó países, paisajes, monumentos y personas que seguramente no podré ver en lo que me resta de vida. Experiencias que a partir de los 12 años me enseñaron que más allá de Basauri había mucho por descubrir. Lugares que me hicieron ver que eso de viajar es una de las mejores cosas que puedes hacer para apreciar todo lo que tienes.
Pero no fue lo único. El coro me ayudó a entender que era un grupo. Más allá de una voz, un coro no es nada sin sus coristas pero puede seguir siendo todo sin una de ellas. Esa es la verdadera esencia de un grupo. Así aprendí que nadie es imprescindible pero que todos aportamos algo.
Tolerancia. Fue el siguiente valor que aprendí. Más allá de compartir experiencias únicas con muchas personas, comprendí que no es fácil llevarse bien con todo el mundo y que es necesario muchas dosis de respeto y paciencia para convivir con algunos. Una formas más de aprender.
Autoestima. Aunque no ha sido el único paso que he tenido que dar en este sentido, el tener que salir a un escenario y poner tu voz -pese a que está acompañada- no es sencillo. De hecho, diría que es un acto de valentía y autoestima totalmente recomendable.
En definitiva, mis años en ese pequeño coro fueron unos grandes años que me ayudaron a ser como soy. Gracias Soinu Bidea.
domingo, 16 de noviembre de 2014
Odiar y amar
Hace ya un tiempo que me he dado cuenta que odio demasiado. Actitudes, personas, olores, lugares... Sinceramente no sé si es bueno o malo, quizás más lo segundo. Sin embargo, esto me ayuda a tener mucho más claro que no quiero en mi vida. Y bueno ya lo dice el dicho, no hay mal que por bien no venga.
Evitando alargar mis listas de odios, he desglosado los más radicales. Y para que no sea todo malo, también añado otros aspectos que amo. Dos nuevas listas que uno a las que hice en su día sobre mis gustos.
Así que sin mucha más dilación me quedo con mi lista de los odios. Algunos son muy viejos, otros más nuevos pero igualmente importantes.
- Odio la falsedad
- Odio el egocentrismo
- Odio la prepotencia
- Odio los centros comerciales abarrotados
- Odio la necesidad de comprar y comprar
- Odio la soledad
- Odio el olor a churros y kebab
Y para no quedarnos con mal sabor de boca, allá voy por mi lista de los amores.
- Amo la sinceridad
- Amo la empatía
- Amo los chistes malos acompañados de carcajadas
- Amo la compañía
- Amo los gorros
- Amo a los niños
PD. Si soy una doña Listas, no lo puedo evitar :-)
viernes, 3 de octubre de 2014
8 años en Madrid
Hace tiempo que no escribía. No por falta de ganas sino de tiempo. Ha habido demasiados cambios en mi vida como para poder centrarme en lo que más me gusta. Pero ya estoy aquí de nuevo y hoy cargo con un post nostálgico.
He de reconocer que la efeméride se me ha pasado por completo. El pasado 26 de septiembre se me olvido que llevó 8 años en Madrid. ¡Cómo pasa el tiempo! 8 años en los que ha ocurrido casi de todo.
Después de más de 2.920 días en la capi he hecho 6 mudanzas, he convivido con 6 personas muy diversas, he estudiado en dos escuelas superiores, he trabajado en cuatro sitios, he aprendido árabe, he vuelto a revivir mi juventud con los más pequeños, he vivido infinitas fiestas y he comido más de 20 bocadillos de calamares. Incalculable la cantidad de gente buena que he conocido. En definitiva he crecido como persona tanto que no sabría ni decir cuánto.
Madrid me ha aportado mucha más de lo que podría pensar aquel día en el que llegó la carta de aceptación y lloré desconsoladamente por no querer dejar mi Bilbao natal. Pero tomé la decisión; no sé si por instinto, por impulso o por qué. Pero de cualquier forma una canijorris de 19 años llegó a la capital con su eterna amiga María. Dos niñatas que aprendieron mucho más de lo que esperaban.
Mis primeras fotos en Madrid |
No todo ha sido fácil y bonito. Echar de menos a mi familia -y por qué no decirlo, la comida de mi ama-, no vivir la adolescencia de mi hermana o no compartir algunos momentos con mis amigas de toda la vida me ha jodido pero cuando se toma una decisión siempre hay algo que perder. Aún así, ¡Qué son 400 kilómetros para una vasca! ;-) Nada porque cuando se quiere, casi siempre se puede.
Ahora el destino me ha llevado a Rivas. ¡Quién me lo iba a decir! Y sí para mí no es el sitio ideal pero es donde está la persona que me hace feliz. Así que con eso me quedo. Y el futuro, ya lo veremos.
lunes, 21 de julio de 2014
¿Dejamos el egocentring?
Es curioso ver cómo el egocentring es una práctica muy habitual. Todo el mundo lo practica en algún momento de su vida. Y algunos se exceden y llevan este acción a su máximo exponente queriendo ser ellos el centro de atención en todo momento. Y es ahí donde quiero llegar hoy.
Estoy empezando a pensar que el egocentring está de moda. Es evidente si te das una vuelta por el Facebook, Twitter, el icono del WhatsApp o cualquier expresión digital. Todo el mundo habla de la fantástico qué es, lo bueno qué es y por descontado, lo bueno qué está. Vale chicos, que estáis geniales pero un poco de modestia, por favor.
Cada vez estoy más convencida de que está técnica es tan popular que se traslada de lleno a la vida real. O ¿Es al revés? No lo sé pero lo cierto es que el pensar en nosotros mismos se ha convertido en una práctica demasiado habitual.
Quizás si dejamos de mirarnos un poco el ombligo y echamos un vistazo a nuestro alrededor nos daremos cuenta de que hay mucho que más que hacer que mirarnos nuestros músculos, pelos o ojeras. En fin, ahí queda para que el quiera entenderlo.
viernes, 30 de mayo de 2014
Los buenos recuerdos que le niegan al resto
Escribo esta entrada con ganas de ayudar. Ayudar a Ana, una buena amiga, si ella me lo permite, que ha luchado mucho para que lo justo siga siendo una tónica en Basauri.
Hace muchos años que no voy a la Iglesia si no es por un motivo BBC (Boda, Bautizo o Comunión) pero aún así hubo un tiempo en el que iba. Y con ganas, señores. Con muchas ganas. Todo era por un buen hombre que nos hizo creer que la Iglesia era algo tan bondadoso, generoso y alegre como él. Pero que equivocados estábamos.
Gracias a ese hombre, José Luis, se instauró una bonita tradición en la Parroquia de Pozokoetxe (Basauri). Se trataba de la Recomunión. Una vuelta de tuerca a la tradicional Comunión con la que este cura juntaba a todos los niños que habían hecho el sacramento ese año. El objetivo que pudieran no solo celebrarlo con su familia como ya habían hecho, sino también con sus amigos.
La verdad que recuerdo aquel día con mucha emoción. No solo porque volví a ponerme mi vestido de princesa -que por cierto, me quedaba como una mesa camilla- sino también porque estuve con muchos de mis compañeros del colegio y en especial con el chico que siempre me gustaba -aunque todo sea dicho de paso, no me hizo ni caso :-(-. Un momento inolvidable.
Ese día volví a celebrar la Comunión con mi familia pero, en especial, con muchas de mis amigas y amigos que pudieron venir a la celebración en el monte Kobetas. Un día que recuerdo tan especial y en el que terminé de manchar y romper el vestido de tanto jugar y jugar.
¿Todo bonito hasta aquí, verdad? Pues precisamente ese gran día es lo que quieren arrebatar a unos niños que este año quieren repetir la tradición. Una celebración que no hace daño a nadie y precisamente lo único que hace es fortalecer los valores que predica la Iglesia pero que pocas veces sigue.
Lo siento, no lo entiendo. Puede que haya gente que le parezca una estupidez este tema pero a mi me parece tan estúpido que no se deje celebrar que no puedo más que demostrar en mi espacio personal, una vez más, mi más profundo desilusión con una Institución que hace mucho tiempo que no entiendo ni sigo. Y que con estos pasos lo único que consigue es que a mi causa se sumen muchos más partidarios.
Espero que sirva para algo y, al menos, los que dicen ser buenos pastores, se lo piensen dos veces.
Hace muchos años que no voy a la Iglesia si no es por un motivo BBC (Boda, Bautizo o Comunión) pero aún así hubo un tiempo en el que iba. Y con ganas, señores. Con muchas ganas. Todo era por un buen hombre que nos hizo creer que la Iglesia era algo tan bondadoso, generoso y alegre como él. Pero que equivocados estábamos.
Gracias a ese hombre, José Luis, se instauró una bonita tradición en la Parroquia de Pozokoetxe (Basauri). Se trataba de la Recomunión. Una vuelta de tuerca a la tradicional Comunión con la que este cura juntaba a todos los niños que habían hecho el sacramento ese año. El objetivo que pudieran no solo celebrarlo con su familia como ya habían hecho, sino también con sus amigos.
La verdad que recuerdo aquel día con mucha emoción. No solo porque volví a ponerme mi vestido de princesa -que por cierto, me quedaba como una mesa camilla- sino también porque estuve con muchos de mis compañeros del colegio y en especial con el chico que siempre me gustaba -aunque todo sea dicho de paso, no me hizo ni caso :-(-. Un momento inolvidable.
Ese día volví a celebrar la Comunión con mi familia pero, en especial, con muchas de mis amigas y amigos que pudieron venir a la celebración en el monte Kobetas. Un día que recuerdo tan especial y en el que terminé de manchar y romper el vestido de tanto jugar y jugar.
¿Todo bonito hasta aquí, verdad? Pues precisamente ese gran día es lo que quieren arrebatar a unos niños que este año quieren repetir la tradición. Una celebración que no hace daño a nadie y precisamente lo único que hace es fortalecer los valores que predica la Iglesia pero que pocas veces sigue.
Lo siento, no lo entiendo. Puede que haya gente que le parezca una estupidez este tema pero a mi me parece tan estúpido que no se deje celebrar que no puedo más que demostrar en mi espacio personal, una vez más, mi más profundo desilusión con una Institución que hace mucho tiempo que no entiendo ni sigo. Y que con estos pasos lo único que consigue es que a mi causa se sumen muchos más partidarios.
Espero que sirva para algo y, al menos, los que dicen ser buenos pastores, se lo piensen dos veces.
jueves, 1 de mayo de 2014
El gusanillo de los cambios
Cualquier cambio da miedo. Todo lo que salga de lo habitual en nuestra vida nos produce ese gusanillo en el estomago que tiene mucho que ver con el miedo, el miedo a lo desconocido, al saber si es un cambio a mejor o simplemente estamos andando hacía atrás.
Dentro de poco tendré uno de esos cambios. Estoy muy ilusionada con el mismo pero a la vez me produce ese run-run en la cabeza y el estomago que sucede cuando algo se desequilibra en tu vida. Y estoy segura que va a ser un cambio para bien pero no puedo evitar el pensar en los contras y ver cómo dejó algo atrás para hacer frente a algo totalmente diferente.
Por supuesto, estoy totalmente decidida a dar ese paso y lo doy porque veo más ventajas que desventajas. Decidida e ilusionada pero no quiere decir que no esté aterrada porque no estoy segura de saber si voy a encajar, si voy a saber cómo llevar la nueva vida y lo más importante, si mi nueva vida es lo que realmente quiero.
El tiempo me lo dirá. Por ahora estoy expectante a las nuevas noticias, ilusionada y con ganas de comerme el mundo. En breve detalles sobre el cambio que muchos ya sabéis ;-)
martes, 8 de abril de 2014
Kilos de más y de menos
Tenía esta entrada empezada desde hace un tiempo pero la retomo con más ganas por el vídeo que os dejo a continuación. Indignante. No tengo más palabras porque me enciendo.
Vale partimos de la base de que Alfonso Rojo tiene de todo menos educación o respeto pero no es el único. Se me ocurren varias maldades que decir sobre él pero como, en este caso, me veo por encima de él me las callaré y hablaré de un caso más personal referente a los kilos de más y de menos.
He adelgazado bastante. Con bastante puedo decir unos 10 kilos sin miedo a equivocarme. Y no, no estoy orgullosa de ello pero parece que a la gente le parece una gran idea que deje de ser la chica gordita de siempre, aunque haya sido por problemas estomacales.
Estoy harta del "uy qué guapa estás, cómo has adelgazado". Sé que la gente no es consciente y que por supuesto, no lo dice con maldad pero estoy harta igualmente. Harta porque demuestra que en esta sociedad tener un kilo de menos es un buen síntoma y tener uno de más solo demuestra dejadez.
Las revistas, modelos y cánones de belleza han hecho mucho daño. Luego nos alarmamos por ver niñas que no comen o niños que con 12 años ya tienen claros síntomas de poder desarrollar un problema alimenticio. Pero tenemos lo que nos merecemos premian la delgadez y afeando la conducta a los que tenemos algún kilo de más.
Lo mismo que a mi me pasa con esos kilos al alza, nos encontramos con la situación contraria. Personas que biológicamente son muy delgadas y parece que tienen que pedir permiso por ello. No entiendo a la gente.
¿Por qué no puedo tener un kilo de más? ¿Qué pasa si estoy perfectamente de salud pero me doy un capricho de vez en cuando? ¿Qué pasa si me gusta comer? Pues que, a priori, todo esto que no parece un problema, lo es. Tanto que se pueden llegar a extremos como el de una dependienta de El Corte Inglés refiriéndose a una 44 para mi me dijo una vez: "aquí no hay tallas para gordas". Gracias, señora, pero yo tampoco tengo tiempo de aguantar estupideces. Me voy a cenar y a disfrutar de la comida, con permiso de mi estomago :-)
Vale partimos de la base de que Alfonso Rojo tiene de todo menos educación o respeto pero no es el único. Se me ocurren varias maldades que decir sobre él pero como, en este caso, me veo por encima de él me las callaré y hablaré de un caso más personal referente a los kilos de más y de menos.
He adelgazado bastante. Con bastante puedo decir unos 10 kilos sin miedo a equivocarme. Y no, no estoy orgullosa de ello pero parece que a la gente le parece una gran idea que deje de ser la chica gordita de siempre, aunque haya sido por problemas estomacales.
Estoy harta del "uy qué guapa estás, cómo has adelgazado". Sé que la gente no es consciente y que por supuesto, no lo dice con maldad pero estoy harta igualmente. Harta porque demuestra que en esta sociedad tener un kilo de menos es un buen síntoma y tener uno de más solo demuestra dejadez.
Las revistas, modelos y cánones de belleza han hecho mucho daño. Luego nos alarmamos por ver niñas que no comen o niños que con 12 años ya tienen claros síntomas de poder desarrollar un problema alimenticio. Pero tenemos lo que nos merecemos premian la delgadez y afeando la conducta a los que tenemos algún kilo de más.
Lo mismo que a mi me pasa con esos kilos al alza, nos encontramos con la situación contraria. Personas que biológicamente son muy delgadas y parece que tienen que pedir permiso por ello. No entiendo a la gente.
¿Por qué no puedo tener un kilo de más? ¿Qué pasa si estoy perfectamente de salud pero me doy un capricho de vez en cuando? ¿Qué pasa si me gusta comer? Pues que, a priori, todo esto que no parece un problema, lo es. Tanto que se pueden llegar a extremos como el de una dependienta de El Corte Inglés refiriéndose a una 44 para mi me dijo una vez: "aquí no hay tallas para gordas". Gracias, señora, pero yo tampoco tengo tiempo de aguantar estupideces. Me voy a cenar y a disfrutar de la comida, con permiso de mi estomago :-)
lunes, 10 de marzo de 2014
Comparaciones culturales
Me encanta viajar. Me gusta conocer nuevas culturas, ciudades, personas. Sin embargo, según poco el pie en otro lugar ya empiezo a comparar la cultura de nuestro país de pandereta con la del país que me recibe. Lo siento, me es inevitable.
Estas comparaciones se producen en todos los ámbitos. Aunque a veces el lugar al que viajo sale bien parado, por lo general, la balanza pese hacia mi país oriundo. La comida o las costumbres suelen ser mis principales objetivos de reproche.
Esto no quiere decir que los países ajenos no tenga muchas cosas buenos. Por supuesto, sería de egocentrisco que España es el mejor país del mundo. No lo es ni mucho menos. Es más no creo que haya uno por encima de otro, sino muchas diferencias que hace a cada uno especial. Aún así me quedo con lo especial de mi gente, mi cultura y mi comida.
Quizás por ello nunca he sentido deseos de hacer un Erasmus o ser un forastero viviendo en una ciudad extranjera. Seguramente con la enriquecedora experiencia de un Bilbao-Madrid es más que suficiente. No he necesitado irme fuera 6 meses para saber que es ser independiente o cómo manejarse en una nueva ciudad. No obstante, entiendo quién lo hace y seguramente merece la pena pero no es para mi.
Otro de los frenos que siempre he visto ha sido el idioma. Evidentemente con el inglés y el idioma de las señas se llega hasta cualquier lugar. Eso no me cabe duda y no me preocupa. Pero ¿Qué pasa cuando quieres contarle a alguien algo íntimo? ¿Cómo se discute en inglés? No sé, quizás es porque no sé suficiente pero no me veo en estas tesituras sin agobios.
Aún así, quiero seguir viendo mundo, disfrutando de todo lo ajeno y quien sabe si volveré con más ganas a España o definitivamente, encontraré ese lugar que consiga hacerme cambiar de idea. Mientras tanto, arriba el primer y segundo plato sentado en una silla, abajo la salchichas de pie con ketchup.
viernes, 28 de febrero de 2014
No es cuestión de tiempo sino de prioridades
Hace un tiempo, como cambia uno y se hace mayor, pensaba que si alguien no quedaba conmigo porque "no tenía tiempo" era porque pasaba de mí, porque no le importaba y blablabla... El tiempo y la ayuda me ha hecho ver que no el tiempo lo que faltaba sino las prioridades.
Todos tenemos una prioridades en la vida. Las más comunes vienen de la mano de la familia, el trabajo, los amigos... Pero en cada uno son totalmente diferentes. Nada que ver. Y son ellas las que nos hacen marcar un ritmo de vida u otro.
El tiempo es para todos el mismo. 24 horas al día que distribuimos en comer, dormir, trabajar -quien puede que tal como está el patio-, comer e ir al baño. Aspectos biológicamente necesarios para vivir. El resto del tiempo se divide en nuestras prioridades.
No quedar con alguien o no tener tiempo para hacer determinada actividad es una cuestión de prioridades. Si preferimos estar con nuestra pareja en vez de practicar un hobby o quedar con un amigo, no es que no tengamos tiempo sino que tenemos, otras prioridades. No hay más que ver que cuando queremos, podemos. Y por supuesto, siempre hay una excepción.
Tener prioridades no es algo malo per se. Simplemente es una forma de organizarse y mantener nuestros deseos en un orden. Evidentemente cada cual sabe que es importante en su vida y actúa en consecuencia. Nada más allá de eso.
No obstante, debemos ser conscientes que dando preferencia a unas cuestiones sobre otras, estamos restando importancia a aspectos que pueden ver más o menos relevantes en nuestro futuro. Teniendo esto claro, no hay más que decir.
Mi único objetivo final es plasmar una realidad que me ha costado tanto entender y demostrar lo dicho: las prioridades son las que marcan nuestra gestión del tiempo. ¿Estás de acuerdo?
Todos tenemos una prioridades en la vida. Las más comunes vienen de la mano de la familia, el trabajo, los amigos... Pero en cada uno son totalmente diferentes. Nada que ver. Y son ellas las que nos hacen marcar un ritmo de vida u otro.
El tiempo es para todos el mismo. 24 horas al día que distribuimos en comer, dormir, trabajar -quien puede que tal como está el patio-, comer e ir al baño. Aspectos biológicamente necesarios para vivir. El resto del tiempo se divide en nuestras prioridades.
No quedar con alguien o no tener tiempo para hacer determinada actividad es una cuestión de prioridades. Si preferimos estar con nuestra pareja en vez de practicar un hobby o quedar con un amigo, no es que no tengamos tiempo sino que tenemos, otras prioridades. No hay más que ver que cuando queremos, podemos. Y por supuesto, siempre hay una excepción.
Tener prioridades no es algo malo per se. Simplemente es una forma de organizarse y mantener nuestros deseos en un orden. Evidentemente cada cual sabe que es importante en su vida y actúa en consecuencia. Nada más allá de eso.
No obstante, debemos ser conscientes que dando preferencia a unas cuestiones sobre otras, estamos restando importancia a aspectos que pueden ver más o menos relevantes en nuestro futuro. Teniendo esto claro, no hay más que decir.
Mi único objetivo final es plasmar una realidad que me ha costado tanto entender y demostrar lo dicho: las prioridades son las que marcan nuestra gestión del tiempo. ¿Estás de acuerdo?
sábado, 8 de febrero de 2014
De mayor quiero ser niña
No es la primera vez que hablo del tema de una forma u otra pero reincido porque creo firmemente que de mayor quiero ser niña. Lógicamente no quiero estar jugando a las muñecas o el fútbol todo el día, sino mantener su carácter, ilusión y valentía frente a la vida.
Tener su valentía para decir las cosas, su imaginación para crear un restaurante en un caseta, su saber estar como personas adultas, sus ganas de descubrir, su mundo paralelo que olvida el real, a veces demasiado duro y por qué no, la ilusión por comerse el mundo desde menos de un metro de altura.
Admiro a esos "locos bajitos" como decía Joan Manuel Serrat porque saben como pocos demostrarnos que la vida puede ser mucho más hermosa y sencilla de lo que a veces parece. Incluso cuando no viven en situaciones fáciles son capaces de enseñarme y aportarme valores extraordinarios que aumentan cada día mi aprendizaje interior.
De hecho, después de tres años como voluntaria con peques, he conseguido ver -aunque no entender- la realidad de algunos niños en nuestro país. Una situación muy complicada que pondría los pelos de punta a cualquiera pero que demuestra que son seres valientes, luchadores y con la necesidad de ser queridos.
Por ello, cada día valoro más esos abrazos que antes renegaba, doy más besos que antes rehuía e intento demostrar más mis sentimientos. Porque como decía una de mis inteligentes niñas "es una pena que alguien se vaya de este mundo sin conocer el amor fraternal". Y desgraciadamente, algunos se han ido así.
Evidentemente, hace mucho que deje de ser una niña real pero espero no perder nunca esa capacidad de pensar como ellos e imaginar que realmente podré vivir mi cuento feliz donde todos seremos felices y comeremos perdices.
domingo, 2 de febrero de 2014
"Mujer si no luchas, nadie te escucha"
Quizás no fue la reivindicación más escuchada en los medios de comunicación ni la más conocida pero para mi fue la más significativa. El sábado en la manifestación del aborto no solo se luchaba por la ley de Gallardón o Fachardón como le llamaban algunos, sino también por la igualdad.
A diferencia de las manifestaciones de los ochenta, en la manifestación del Tren de la libertad había hombres. No en la misma proporción que mujeres pero si en una suficientemente grande como para saber que el aborto, la igualdad y los derechos de las mujeres también les compete a ellos. Y allí estaban para decirlo. Me alegro mucho.
Además de eso no solo había personas jóvenes. Pese a que parece que los "rojos" somos cuatro chavales de 27 años, lo cierto es que en la concentración contra la ley del aborto había mucha gente que no necesariamente iba a ser madre -muchas señoras gritaban aquello de nosotras también decidimos al son de risas alrededor y de ellas mismas-. Un sentir que demuestra que el aborto no es una cuestión de imberbes que tienen un descuido.
En fin, el sábado fuimos muchos los que reivindicamos los derechos de igualdad y decisión. Sin embargo, fuimos pocos, insuficientes, una mínima representación. Porque no solo las decenas de personas que estuvimos allí pensamos que la nueva ley será una barbaridad. No obstante, pocos fuimos los que hicimos el esfuerzo de estar allí y es una pena porque mañana será algo que nos afecte a todos. Una pena no intentarlo porque parafraseando mi titular "mujer -y hombre- si no luchas, nadie te escucha".
martes, 28 de enero de 2014
Del San Valentín al San Queremos
Comienza el bombardeo comercial de San Valentín. Un boom de noticias y mensajes publicitarios que no aguanto. Quizás es porque lo veo tan innecesario que me parece ridículo darle tanto bombo a un Santo encarcelado por practicar matrimonios de jóvenes enamorados. Oye hay que decir que su historia es cuánto menos curiosa.
Paradójico es que sea la amante de la Navidad. Muchos podrían decir que son fechas similares de consumismo y excesos. Quizás, no lo sé. Sin embargo, para mi hay un abismo entre ambas. Por un lado, la Navidad más allá de las condiciones religiosas me sirven para pasar un tiempo muy preciado con los míos que no tengo el resto del año, además de aprovechar y llevar a cabo pequeñas costumbres que con mis 27 años me siguen encantando y me devuelven a mi niñez.
Por otro lado, más allá de la opinión y celebración de otros que es muy legítima, creo que el cometido de San Valentín -si levantará la cabeza en santo en cuestión- se ha desvirtuado y se ha convertido en el día del amor para los centros comerciales, restaurantes u hoteles con encanto. Tanto romanticismo en un día por obligación me agobia un poco.
Así que mi reinvidicación para el San Valentín 2014 va de la mano de un pequeño cambio de nombre y de fecha. Una fecha que podéis poner en rojo el día que más os guste, sin previo aviso pero que la bautizaremos como San Queremos. Una celebración que puede ser igual de bonita que San Valentín pero con una gran diferencia estará impuesta por nuestros sentimientos no porque lo diga El Corte Inglés.
Lo dicho, a celebrar vuestro particular San Queremos hoy, mañana o dentro de 15 días con un beso, un abrazo o un simple Te quiero. Y ¡Qué viva nuestro San Queremos!
viernes, 24 de enero de 2014
A veces tenemos lo que pedimos a gritos
Hay días en los que pienso que años de evolución humana y conquista de derechos humanos y, en especial, para la mujer no sirven para nada. Días como hoy, donde veo que seguimos siendo los mismos objetos que lo eran las bailarinas de danza del vientre en la antigua Roma o las sirvientas de los Faraones. Días en los que vemos que parece que no hemos adelantado nada.
¿Y por qué digo esto? Por las azafatas despampanantes que han sido noticia del Fitur. Dos mujeres que han abierto titulares en muchos medios no precisamente por su inteligente verbórrea sino más bien, por el canal que tenían entre sus dos pechos. Una lástima ver cómo babeaban los hombres a su alrededor y todo tipo de personalidades posaban con ellas cual trofeo.
Asqueroso, totalmente. Pero no solo por el lado de los que posan alegremente con ellas sino también por ellas mismas. Lo siento, pero no entra en mi cabeza como una mujer es capaz de prestarse a semejante patomina que lo único que consigue es seguir denigrando la imagen del resto de mujeres.
Muchos me dirán "es su trabajo". Vale respetable, no tengo nada en contra de las azafatas al igual que no lo tengo de los azafatos si fueran unos profesionales, no unos objetos. Lo que me fastidia por no decir algo más burdo, es que sus trajes sean dos tallas menos y su escote más grande que mi cabeza. Y que el único objetivo de esto atraer las babas de los visitantes.
No me importaría que estas chicas fueran así por la calle. Si es su gusto y quieren lucirse ¿Por qué no hacerlo si ellas se sienten a gusto? Lo que me revienta es que vayan vestidas así por dinero. Para que otros no miren más lejos de sus pechos y eso abra telediarios. Esto es lo que me jode que después de tantos años seguimos siendo los mismos objetos y lo permitamos.
Vuelvo a mencionar mi títular "a veces tenemos lo que pedimos a gritos". Cuando pedimos que no se nos trate como objetos, que se nos pague igual que a los hombres o defendemos que somos iguales, habría que añadir una lista de obligaciones, entre ellas, dejar de ser objetos voluntariamente. Igual solo así conseguiríamos que algunos pensarán que realmente somos iguales.
PD: He decidido no poner ningún enlace a las imágenes que están por todos lados para evitar dar desde mi blog una visita a los que utilizan a estas mujeres para tener más audiencia. Quien quiera verlo, tiene otros medios.
¿Y por qué digo esto? Por las azafatas despampanantes que han sido noticia del Fitur. Dos mujeres que han abierto titulares en muchos medios no precisamente por su inteligente verbórrea sino más bien, por el canal que tenían entre sus dos pechos. Una lástima ver cómo babeaban los hombres a su alrededor y todo tipo de personalidades posaban con ellas cual trofeo.
Asqueroso, totalmente. Pero no solo por el lado de los que posan alegremente con ellas sino también por ellas mismas. Lo siento, pero no entra en mi cabeza como una mujer es capaz de prestarse a semejante patomina que lo único que consigue es seguir denigrando la imagen del resto de mujeres.
Muchos me dirán "es su trabajo". Vale respetable, no tengo nada en contra de las azafatas al igual que no lo tengo de los azafatos si fueran unos profesionales, no unos objetos. Lo que me fastidia por no decir algo más burdo, es que sus trajes sean dos tallas menos y su escote más grande que mi cabeza. Y que el único objetivo de esto atraer las babas de los visitantes.
No me importaría que estas chicas fueran así por la calle. Si es su gusto y quieren lucirse ¿Por qué no hacerlo si ellas se sienten a gusto? Lo que me revienta es que vayan vestidas así por dinero. Para que otros no miren más lejos de sus pechos y eso abra telediarios. Esto es lo que me jode que después de tantos años seguimos siendo los mismos objetos y lo permitamos.
Vuelvo a mencionar mi títular "a veces tenemos lo que pedimos a gritos". Cuando pedimos que no se nos trate como objetos, que se nos pague igual que a los hombres o defendemos que somos iguales, habría que añadir una lista de obligaciones, entre ellas, dejar de ser objetos voluntariamente. Igual solo así conseguiríamos que algunos pensarán que realmente somos iguales.
PD: He decidido no poner ningún enlace a las imágenes que están por todos lados para evitar dar desde mi blog una visita a los que utilizan a estas mujeres para tener más audiencia. Quien quiera verlo, tiene otros medios.
lunes, 20 de enero de 2014
Relájate
Cuántas veces habré oído esa petición. Mi madre, mi familia, algunas amigas y por supuesto, Nico me lo han dicho cientos de veces pero no ha sido hasta que me he dado cuenta de que tiene que ser así, para que comience a creérmelo. Y es que el cuerpo es sabio y tienes sus límites y me lo ha demostrado.
En fin, pues ese es mi objetivo para este 2014. Relajarme. Respirar profundo. Relajarme. Dejar de pensar en todo el mundo y centrarme más en mí, en lo que quiero, en lo que necesito y lo más importante en lo que me apetece.
Quitar de mi mente el modo madre y empezar a poner el modo Vero será todo un desafío. Me cuesta no ser empática y decir que no a algunas cosas será todo un replanteamiento de vida. ¿Lo conseguiré? Esta por ver pero mi crecimiento personal durante este año estará en eso; en plantearme las cuestiones porque quiero, no por el resto. En definitiva, ser un poco más egoísta con los demás y más generosa conmigo misma.
No sé si es la mejor estrategia de vida. Pero creo que es la que mi cuerpo ahora mismo necesita. La de tomarme la vida con más calma, dejar de correr por los metros, evitar pasar malos ratos innecesarios e intentar que me resbalen muchas más cosas sin sentido y me aporten mucho más lo que de verdad importa.
En fin, un año para hacer más caso a los que de verdad importan y disfrutar de amigos, familia y, sobre todo, de mi tiempo y de mí.
Todavía no soy muy consciente de si llegaré al reto pero bueno creo que plasmarlo en este rinconcito cibernético es una forma de hacerlo oficial y público. ¡Allá vamos!
En fin, pues ese es mi objetivo para este 2014. Relajarme. Respirar profundo. Relajarme. Dejar de pensar en todo el mundo y centrarme más en mí, en lo que quiero, en lo que necesito y lo más importante en lo que me apetece.
Quitar de mi mente el modo madre y empezar a poner el modo Vero será todo un desafío. Me cuesta no ser empática y decir que no a algunas cosas será todo un replanteamiento de vida. ¿Lo conseguiré? Esta por ver pero mi crecimiento personal durante este año estará en eso; en plantearme las cuestiones porque quiero, no por el resto. En definitiva, ser un poco más egoísta con los demás y más generosa conmigo misma.
No sé si es la mejor estrategia de vida. Pero creo que es la que mi cuerpo ahora mismo necesita. La de tomarme la vida con más calma, dejar de correr por los metros, evitar pasar malos ratos innecesarios e intentar que me resbalen muchas más cosas sin sentido y me aporten mucho más lo que de verdad importa.
En fin, un año para hacer más caso a los que de verdad importan y disfrutar de amigos, familia y, sobre todo, de mi tiempo y de mí.
Todavía no soy muy consciente de si llegaré al reto pero bueno creo que plasmarlo en este rinconcito cibernético es una forma de hacerlo oficial y público. ¡Allá vamos!
miércoles, 8 de enero de 2014
Menstruación vs patada en los huevos
Quizás algunos hayáis pensado que me he vuelto loca. Todavía creo que no. O, al menos, no más de lo que estaba antes de escribir esto. En fin, al asunto. ¿Qué tiene que ver la menstruación con una patada en los huevos? Mucho más de lo que pensáis os lo demuestro.
Ambos cosas -no tengo muy claro cómo denominarlo y referirme a los dos así que opto por el genérico cosa- solo le pueden ocurrir a uno de los sexos del ser humano. Fácil. La menstruación a las mujeres y la patada en los huevos, a los hombres. Por esa razón, el género contrario no se puede hacer una idea de lo qué significa que te ocurra una u otra.
Además, lo más probable es que ambas pasen una vez en la vida. En el caso de la regla, cada mes desde los 12 años aproximadamente. En el de la patada, el momento es imprevisible e incluso puedo no llegar a ocurrir.
Más cosas. Por lo general, ambas duelen una barbaridad. La diferencia suele versar en el tiempo; la menstruación puede durar hasta 5 días mientras que la patada no suele sobrepasar en casos extremos el día. Aún así, los dos duelen y dependiendo la fuerza, mucho.
Viendo esto podemos concluir que hombres y mujeres tenemos mucho más que ver de lo que pensamos. De hecho, ya me he planteado que la próxima vez que un hombre me diga aquello de que "Uy, estás con regla" le voy a contestar "quizás pero si te doy una patada en los huevos sabrás cómo me siento".
Ambos cosas -no tengo muy claro cómo denominarlo y referirme a los dos así que opto por el genérico cosa- solo le pueden ocurrir a uno de los sexos del ser humano. Fácil. La menstruación a las mujeres y la patada en los huevos, a los hombres. Por esa razón, el género contrario no se puede hacer una idea de lo qué significa que te ocurra una u otra.
Además, lo más probable es que ambas pasen una vez en la vida. En el caso de la regla, cada mes desde los 12 años aproximadamente. En el de la patada, el momento es imprevisible e incluso puedo no llegar a ocurrir.
Más cosas. Por lo general, ambas duelen una barbaridad. La diferencia suele versar en el tiempo; la menstruación puede durar hasta 5 días mientras que la patada no suele sobrepasar en casos extremos el día. Aún así, los dos duelen y dependiendo la fuerza, mucho.
Viendo esto podemos concluir que hombres y mujeres tenemos mucho más que ver de lo que pensamos. De hecho, ya me he planteado que la próxima vez que un hombre me diga aquello de que "Uy, estás con regla" le voy a contestar "quizás pero si te doy una patada en los huevos sabrás cómo me siento".
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