domingo, 10 de febrero de 2019

El bocachanclismo


Hace tiempo que me encanta este término: el bocachanclismo. La RAE, si lo aceptará algún día, podría definirlo como aquella persona que pronuncia comentarios o preguntas totalmente fuera de lugar y, en algunas ocasiones, con muy poca empatía y rozando la falta de respeto. Y ahí entra una gran variedad de situaciones en las que callarse siempre hubiera sido una mejor opción.

Me puedo calificar como una bocachanclista de libro. Son innumerables las ocasiones en las que he metido la pata diciendo cosas fuera de lugar. Algunas han sido anécdotas divertidas y otras es mejor enterrarlas porque dan vergüenza propia y ajena.

Sin embargo, con el tiempo he intentado (no siempre lo he conseguido) mejorar y pensar dos veces (o, al menos, una y media) lo que digo. Como digo, a veces lo consigo y otras, no pero lo importante es intentarlo.

El único consuelo que encuentro es que no soy la única. La comunidad de bocachanclistas es muy amplia y, en ocasiones, cuenta con tanta representación que me apabulla. Pero quizás eso es lo peor. Encontrar tantos semejantes y beber de mi propio veneno, sobre todo, cuando son bocachanclistas reincidentes.

Porque el bocachanclismo me ha dado tantas veces en la cara que muchas veces no he sido capaz de contestar de una forma adecuada. Un golpe de mala suerte para el que me he encontrado enfrente que se ha llevado el zas que seguramente se tenían que haber llevado de forma dosificada 10 personas antes. 

Aún así, hay diferentes grados de bocachanclismos. Meteduras de pata en tema banales que no van lejos de un malentendido o situación un tanto violenta. Y otros donde el bocachanclista en cuestión se recrea y encima intenta seguir ahondando en un tema que ni le va ni le viene y a todas luces, es delicado o no agradable para el receptor. 

En fin, quizás estas dosis de bocachanclismo las tengo merecidas como parte del pago del karma por la que yo he dado. Si es así, le prometo a quien equilibre esa balanza de ostias dadas y recibidas, que he aprendido. Gracias por darme en la cara pero prometo que he aprendido.