Acabo de terminar de leer "La ridícula idea de no volver a verte" de Rosa Montero. El libro desglosa la vida de Marie o Madame Curie, una mujer que verdaderamente me ha impresionado mucho más de lo que esperaba.
Hasta donde conocía sabía que Madame Curie era una científica. Confieso que poco más sabía de ella. Una mujer científica que en mi memoria no ocupaba un lugar privilegiado hasta que la he conocido un poco más.
Vale, mujer científica. Espera, mujer científica pero nacida a finales del siglo XIX. Esto empieza a coger forma. Mujer científica que ganó dos premios Nobel. No uno sino dos, y siendo la primera que lo hacía. Guau! Todo por investigar alrededor del radio. Sí, aquel elemento capaz de eliminar células cancerígenas que se utiliza en la actualidad. Impresionante, lo que me había perdido.
Una mujer que sin quererlo rompió muchos esquemas. Una mujer que más allá de su sexo quería demostrar grandes avances a la ciencia. Una mujer que consiguió ser la primera profesora de la Universidad de París y mucho más.
Admiro la valentía de esta mujer que, según también comenta Rosa Montero, supo saltarse los cánones. Marcar un antes y un después en la ciencia. No tanto por sus descubrimientos -que también- sino por su perseverancia para sobrepasar las reglas y batallar en un mundo de hombres.
Quizás lo que más me impresionado de toda la vida de esta gran fémina es la siguiente fotografía. Marie Curie rodeada de otros científicos de la época. La única mujer. Da vértigo y a la vez orgullo:
La historia de la científica no tiene final feliz. Madame Curie murió a causa de su propio elemento investigado: el radio. Paradojas de la vida de una gran feminista que luchó por nosotras sin saberlo. Allá donde estés, muchas gracias por abrirnos caminos.
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