domingo, 24 de febrero de 2013

¿Product manager o director de producto?


Los ingleses tienen, entre otras cualidades, una especial habilidad con el idioma: saben crear palabras que recogen un concepto que es complicado explicar en otros. Véase por ejemplo anglicismos como spoiler, on-line o hardware. ¿Cómo dirías cualquiera de ellas en castellano? Apuesto a que hay pocas respuestas que den con un término igual de conciso.

Sin embargo, creo que el castellano tiene suficientes palabras -muchas más de las 1.000 que se suelen utilizar- como para no hacer un pequeño esfuerzo para encontrar alguna que quiera decir algo similar. Vale, en algunos casos, admito que es casi imposible. De hecho, el otro día intentamos entre varios compañeros buscar un sinónimo de spoiler en castellano y no lo encontramos. ¿Alguna idea?

Aún así, cada día intento hacer el esfuerzo porque considero que, entre otros, profesionales los periodistas debemos predicar con el ejemplo. No somos perfectos, eso sí pero aún así mejorar cada día e intentar potenciar nuestro idioma es una tarea que nos toca. Al menos, lo creo firmemente.

Es por ello que siempre que puedo intento escribir director de producto en vez de Product Manager -con mayúsculas incluidas que a los ingleses les gusta destacar los cargos- lo hago. Lo siento, guiris -y esto va con cariño para David, el sabe por qué- admiro mucho el idioma que abre puertas pero también la lengua de Cervantes y si escribo en este lenguaje debo intentar mantenerlo.

No obstante, creo que tampoco debemos ser paranoicos. Llegar a los niveles de la RAE que escribía hasta hace no mucho cederóm -por suerte, lo ha remendado ya-. Ser más papista que el Papa en estos de los idiomas tampoco es una buena fórmula. Buscar el balance entre la protección de un idioma y la riqueza lingüística de otros es la solución.

domingo, 17 de febrero de 2013

Más allá de una danza


Cuando en septiembre de 2009 me apunté a clases de danza del vientre más, nunca pensé todo lo que me podía aportar. Sinceramente mi objetivo era conocer ese baile y hacer ejercicio. Mis ambiciones no iban mucho más allá. Sin embargo, ayer mismo viendo a otras chicas bailar en una pequeña Asociación de Vecinos de Torrejón me di cuenta que me ha enseñado y aportado mucho más.

Más allá del simplemente hecho de moverse -genial por sí solo-, las clases me han servido para mucho más. Por un lado, para conocerme a mí misma y ver que hay límites superables. Por otro, quitarme viejos pensamientos que van muy en relación con la autoestima.

La primera vez que mi profesora, Dorisha, me propuso participar en un festival junto a mis compañeras, entre ellas, mi compañera de aventuras madrileñas María, pensé: "¿Yo? Claro no tengo otra cosa que hacer". Sin embargo, el apoyo del grupo y las ganas de que otras dejarán atrás sus complejos me hizo tirar para delante.

Así fue como en junio de 2009 me puse encima del escenario en sujetador -muy bonito pero en un sujetador- y una falda que enseñaba más de lo que escondía. Primera prueba superada. En ese momento comenzó la trayectoria hacía una Vero más a gusto con su exterior.

Desde aquella primera vez no he dejado de ensayar. 4 años van ya. Mi profesora, la cual tiene más paciencia que una santa todo sea dicho de paso, sigue dándole duro para que cada día aprenda un nuevo movimiento o por fin, consiga hacer el atragantado camello.

No obstante, con lo que me quedo es con que, pese a mis kilitos de más y mis curvas pronunciadas, puedo ponerme encima de un escenario y decir:
"Aquí estoy yo, señores. No soy la mejor bailarina del mundo pero no me importa porque lo que me preocupa es dar lo mejor de mi misma y demostrar que día a día puedo mejorar".
Y este es el gran aprendizaje de valor incalculable que me ha dado este baile.

Nunca llegaré a ser una profesional de la danza del vientre. No son mis pretensiones ni mucho menos porque tengo claras mis limitaciones y no me importan. Mi meta es demostrar que una actividad, no me importa que sea esta u otro, puede enseñarte a mucho más que mover las caderas. Por ello, animo a cualquiera a dejar sus miedos y vergüenzas a un lado y descubrir que son capaces de hacer cosas que jamás pensaron.

domingo, 3 de febrero de 2013

Los regalos

Aprovechando que casi todavía estamos con la resaca de la Navidad y entramos de lleno en el mes de consumismo de San Valentín abordo el tema de los regalos que ya tocaba de soslayo hace un tiempo.

Vaya por delante que cada uno con sus euros puede hacer lo que quiera -faltaría más- y bien gastados estarán, pero no deja de llamarme la atención lo que relataré a continuación.

Últimamente por diversos motivos he hecho varios regalos y he llegado a la conclusión general -valgan las excepciones como en todo- que a la mayoría de la gente le importa más el contenido que el continente y me explico:

Pulsera 200 euros. Anillo 150 euros. Cuenta de restaurante 120 euros. Bolso 250 euros. Y así hasta un infinito de regalos que he visto pasar por delante de manos ajenas. Todo ello en tiempos de crisis cuando todos nos estamos apretando el cinturón y pocos están para florituras.

Por ello, mi pregunta es ¿Es necesario gastarse tanto para decir Te quiero, Gracias por estar ahí o Felicidades? Quizás me he quedado un poco en el pasado cuando le llevaba las manualidades a mis padres -horrorosamente hechas, por cierto- y me parecían el mejor regalo del mundo. O cuando le regale un cuadro con nuestra foto a mi hermana y todavía, muchos años después veo la imagen en nuestro cuarto.

Quizás el mundo ha cambiado demasiado y no me ha dado cuenta. ¿O son las personas? Seguramente un poquito de cada. Porque cada vez somos más consumistas, queremos más y lo dicho nos importa más el contenido que el continente. Y es una crítica aplicable a todos, incluyéndome por supuesto.

Y desde aquí lanzó mi pequeño mensaje: se puede decir lo mismo con un iPhone que con una rosa o un abrazo solo es necesario que llegué en el momento y con el sentimiento oportuno. Además no importa que sea 14 de febrero, 2 de mayo o 25 de abril. Todos los días son buenos para decir o mostrar el agradecimiento y amor a las personas que están ahí. Y ahí lo dejo para quién quiera reflexionar -o comentar :-).


Las huelgas interesadas


Quizás lo que diga no es políticamente correcto pero es mi opinión y mi blog y el que tenga alguna objeción que rellene la casilla blanca de abajo - a ver si así alguien comenta jejee-. En fin a lo que voy y el tema que centra hoy mi post son las huelgas.

Vaya por delante que no estoy en contra de las huelgas. Me parece un mecanismo de protesta tan válido como cualquier otro y que, aunque no siempre sirve para mucho, en otros casos es más que efectivo. A la historia me remito.

Lo que me revienta -por no usar una palabra más grotesca- es que se vendan como unas protestas en defensa de toda una humanidad. Y me refiero en concreto a la de Sanidad madrileña y Metro de Madrid, quizás las que me tocan y afectan.

Por una parte, ambos casos me parecen que son huelgas justificadas. Ahí no me meto. Donde si quiero entrar es en el que nos las vendan como huelgas en pro de todos y para todos. NO señores, esta huelga está motivada para no empeorar a los trabajadores y sus derechos, no para los ciudadanos. Cualquier cosa que nos afecte es colateral e indignante pero no el objetivo de la huelga.

Y el que piense que los médicos o los conductores se ponen en huelga por todos nosotros, está muy equivocado. Lo hacen por ellos, porque van a empeorar sus condiciones laborales. Lo cual me parece muy digno, todo sea dicho de paso.

Después, nos repercutirá a todos, eso sí pero lo hacen por su interés porque si no fuera así no habría huelga.  Si los médicos o conductores supieran que todo va a seguir igual -su contrato y convenio, me refiero- pero que los pacientes o usuarios de Metro van a tener peores condiciones, no moverían un dedo. Y al contrario, que aquí ahí pocos mártires.

Pero es que para desgracia de todos, esto se aplica en cualquier ámbito de la vida. En la mayoría de los casos nos movemos por interés y pocas son las excepciones en las que actuamos arbitrariamente ayudando a otros.

Por eso confío mucho más en las movimientos tipo 15M y sus manifestaciones que en este tipo de huelgas. Porque aunque también actúan por interés, me parece que en esos núcleos de gente se esconden realmente personas que valen la pena.

Esto me recuerda a un comentario que leí por ahí el otro día.
¿Por qué cuando hace el amor una la pareja se ayuda a desvestir y cuando se acaba se visten cada uno por separado? Porque cuando te van a joder, todos se ayudan pero una vez jodido, cada uno por su lado.
No obstante, lo peor de todo es que al final que le empeoren las condiciones a un médico o conductor nos afecta a todos los que no hemos propiciado que no se apliquen correctamente los convenios o se que quieran privatizar los centros sanitarios. Al final, pagamos justos por pecadores y los de siempre se quedan inmunes. Quizás eso es lo que más me jode de todo.