viernes, 28 de febrero de 2014

No es cuestión de tiempo sino de prioridades

Hace un tiempo, como cambia uno y se hace mayor, pensaba que si alguien no quedaba conmigo porque "no tenía tiempo" era porque pasaba de mí, porque no le importaba y blablabla... El tiempo y la ayuda me ha hecho ver que no el tiempo lo que faltaba sino las prioridades.

Todos tenemos una prioridades en la vida. Las más comunes vienen de la mano de la familia, el trabajo, los amigos... Pero en cada uno son totalmente diferentes. Nada que ver. Y son ellas las que nos hacen marcar un ritmo de vida u otro.

El tiempo es para todos el mismo. 24 horas al día que distribuimos en comer, dormir, trabajar -quien puede que tal como está el patio-, comer e ir al baño. Aspectos biológicamente necesarios para vivir. El resto del tiempo se divide en nuestras prioridades.

No quedar con alguien o no tener tiempo para hacer determinada actividad es una cuestión de prioridades. Si preferimos estar con nuestra pareja en vez de practicar un hobby o quedar con un amigo, no es que no tengamos tiempo sino que tenemos, otras prioridades. No hay más que ver que cuando queremos, podemos. Y por supuesto, siempre hay una excepción.

Tener prioridades no es algo malo per se. Simplemente es una forma de organizarse y mantener nuestros deseos en un orden. Evidentemente cada cual sabe que es importante en su vida y actúa en consecuencia. Nada más allá de eso.

No obstante, debemos ser conscientes que dando preferencia a unas cuestiones sobre otras, estamos restando importancia a aspectos que pueden ver más o menos relevantes en nuestro futuro. Teniendo esto claro, no hay  más que decir.

Mi único objetivo final es plasmar una realidad que me ha costado tanto entender y demostrar lo dicho: las prioridades son las que marcan nuestra gestión del tiempo. ¿Estás de acuerdo?

sábado, 8 de febrero de 2014

De mayor quiero ser niña


No es la primera vez que hablo del tema de una forma u otra pero reincido porque creo firmemente que de mayor quiero ser niña. Lógicamente no quiero estar jugando a las muñecas o el fútbol todo el día, sino mantener su carácter, ilusión y valentía frente a la vida.

Tener su valentía para decir las cosas, su imaginación para crear un restaurante en un caseta, su saber estar como personas adultas, sus ganas de descubrir, su mundo paralelo que olvida el real, a veces demasiado duro y por qué no, la ilusión por comerse el mundo desde menos de un metro de altura.

Admiro a esos "locos bajitos" como decía Joan Manuel Serrat porque saben como pocos demostrarnos que la vida puede ser mucho más hermosa y sencilla de lo que a veces parece. Incluso cuando no viven en situaciones fáciles son capaces de enseñarme y aportarme valores extraordinarios que aumentan cada día mi aprendizaje interior.

De hecho, después de tres años como voluntaria con peques, he conseguido ver -aunque no entender- la realidad de algunos niños en nuestro país. Una situación muy complicada que pondría los pelos de punta a cualquiera pero que demuestra que son seres valientes, luchadores y con la necesidad de ser queridos.

Por ello, cada día valoro más esos abrazos que antes renegaba, doy más besos que antes rehuía e intento demostrar más mis sentimientos. Porque como decía una de mis inteligentes niñas "es una pena que alguien se vaya de este mundo sin conocer el amor fraternal". Y desgraciadamente, algunos se han ido así.

Evidentemente, hace mucho que deje de ser una niña real pero espero no perder nunca esa capacidad de pensar como ellos e imaginar que realmente podré vivir mi cuento feliz donde todos seremos felices y comeremos perdices.

domingo, 2 de febrero de 2014

"Mujer si no luchas, nadie te escucha"




Quizás no fue la reivindicación más escuchada en los medios de comunicación ni la más conocida pero para mi fue la más significativa. El sábado en la manifestación del aborto no solo se luchaba por la ley de Gallardón o Fachardón como le llamaban algunos, sino también por la igualdad.

A diferencia de las manifestaciones de los ochenta, en la manifestación del Tren de la libertad había hombres. No en la misma proporción que mujeres pero si en una suficientemente grande como para saber que el aborto, la igualdad y los derechos de las mujeres también les compete a ellos. Y allí estaban para decirlo. Me alegro mucho.


Además de eso no solo había personas jóvenes. Pese a que parece que los "rojos" somos cuatro chavales de 27 años, lo cierto es que en la concentración contra la ley del aborto había mucha gente que no necesariamente iba a ser madre -muchas señoras gritaban aquello de nosotras también decidimos al son de risas alrededor y de ellas mismas-. Un sentir que demuestra que el aborto no es una cuestión de imberbes que tienen un descuido.

En fin, el sábado fuimos muchos los que reivindicamos los derechos de igualdad y decisión. Sin embargo, fuimos pocos, insuficientes, una mínima representación. Porque no solo las decenas de personas que estuvimos allí pensamos que la nueva ley será una barbaridad. No obstante, pocos fuimos los que hicimos el esfuerzo de estar allí y es una pena porque mañana será algo que nos afecte a todos. Una pena no intentarlo porque parafraseando mi titular "mujer -y hombre- si no luchas, nadie te escucha".