Estos días he estado de desconexión total. Me han venido de maravilla y he podido ver cuestiones que el día a día te impide. Pequeños gestos, actos o situaciones que por tonterías que son, no nos hacen ver que realmente son un estereotipo más de nuestra sociedad.
La verdad es que yo misma caería en ellos seguramente. Pero el "es que eso siempre ha sido así" que me contestó mi chico cuando le expliqué lo que me parecía un estereotipo un tanto arcaico me da más miedo que el simple hecho. El no darnos cuenta de que las cosas tienen que cambiar. Que la igualdad tiene que existir de verdad y de que aunque eso fuera así, tiene que dejar de serlo, nos hará más dificultoso el camino.
Pero ¿De qué estoy hablando concretamente? Cosas tan, quizás, estúpidas como un cambia pañales -desconozco si tiene un nombre más técnico- en el baño de las mujeres en vez de un sitio común de acceso para ambos géneros, ver que las madres se ocupan de duchar, vestir y llevar al servicio a los pequeños o el hombre que pasea al perro mientras su esposa hace la comida. Ya digo, situaciones cotidianas que no dejan de ser estereotipos antiguos.
Evidentemente, todo ha cambiado mucho. Y menos mal. Pero todavía nos queda mucho camino por recorrer. Muchas menos frases tipo "deja ya lo hago yo que tú no sabes" o "que más da si no me cuesta nada" que finalmente nos meten en nuestra propia tumba. Y sí, lo reconozco a veces soy la primera que lo hago. Pero también la primera que lo evita hacer porque por ahí empieza la igualdad.
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