domingo, 10 de julio de 2016

Despedidas con sabor a punto y seguido

Dicen que las despedidas de solteras son obscenas, estúpidas y quizás hasta pasadas de moda pero he de reconocer que me encantan porque son momentos de disfrute, momentos únicos, divertidos y mágicos que finalmente son los que quedan en el recuerdo y nos hacen sonreír con el paso de los años.

Sin embargo, mis despedidas me han aportado mucho más que todo lo que pensaba en un inicio. Más allá de los pitos y las tetas que han abundado, he descubierto que soy una afortunada por tener tanta gente a mi alrededor que me quiere, me escucha y se organiza con un solo fin: hacerme pasar un gran momento. ¡Y cuánto!

Soy muy consciente de que organizar una despedida es algo harto complicado. Poner en orden ideas, aglutinar personas en un proyecto común y conseguir que en ese camino no haya discusiones, bajas o malosentendidos ya es toda una proeza. Sin olvidar que es un desembolso económico que aunque parezca menos importante, también lo es. Por eso, es lo primero que quiero destacar: la gran organización y derroche de ideas de todas ellas en las que se han involucrado gente de muy diversa índole. Agradecer a esos minutos de reflexión, incluso de aquellos que sé que no han podido estar.

Pero no solo eso. Me ha sorprendido como todas llevaban una seña de identidad: la personalidad. De una forma u otra en todas he visto cómo tenían dosis de imaginación para conseguir agradar. Incluso he visto cómo ciertas personas han hecho cosas que no estarían dispuestas a hacer en condiciones normales. ¡Y todo por mi! Esto son palabras mayores que llegan con los ojos cristalinos.

Sinceramente nunca pensé que estas cuatro grandes citas que he vivido fueran a significar tanto y demostrarme tanto de amigos y familiares. Desde el peine comprado para peinar mis melenas púbicas, los momentos vendiendo galletas en el Retiro hasta llegar a vestir a otro futuro de novia o la celebración de una boda medieval.

Reflexionando un poco más allá abogaría por cambiar el nombre de estos momentos. Para mi poco han tenido de despedidas sino más bien de puntos y seguidos que me hacen querer con más ahínco a todos aquellos que se han involucrado, que han puesto su granito de arena, que se han movilizado y que han aguantado millones de WhatsApps o correos electrónicos -eso también digno de alabar-. Puntos y seguidos que me dan más fuerza para seguir creyendo que la amistad y los ratitos buenos son vitales para continuar en esto que llaman vida.

Podría estar todo el día agradeciendo y poniendo en orden todo lo que me han hecho sentir estas celebraciones pero creo que mejor me quedo con estas cuatro fotos y digo: ¡Vivan los organizadores! e infinitas gracias.

¡¡ Eskerrik asko!! 

 






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