Me gusta el rosa en chicos. Iría más allá me resulta hasta sexy. Entonces ¿por qué no lo puede usar un niño? Ah, es verdad porque todo el mundo pensará que sus padres se han vuelto locos y quieres amariconar al niño. Pues no, señores, es una cuestión de estándares sociales que ya debemos dejar atrás.
Pero la evolución que más chirría, mucho más que la manía de vestir a las niñas de rosa y los niños de azul, es la de los accesorios para mujeres, sobre todo, en el terreno de la electrónica de consumo. Vamos con unos ejemplos:
Estos productos, que están ahí porque tienen su demanda, me parecen que refuerzan la idea de que las chicas vivimos en un mundo rosa -lo siento, tata sé que eres amante de tu ASUS rosa-. Un mundo de prototipos sexistas que parecen que no nos cansamos de aguantar.
Lo curioso es que no ocurre lo mismo con los dispositivos para chicos donde hay variedad de colores. Entonces ¿Es un error nuestro? ¿Somos las mujeres las que seguimos insistiendo en que el rosa es el color de la feminidad? Quizás, el problema está más cerca de lo que pensamos.
Por lo pronto tengo claro que mis niñas no irán de rosa por regla general ni mis niños de azul. Por algún lado habrá que empezar a cambiar el mundo.
Tengo una camisa rosa y blanca a rayas verticales (creo que te resultaría sexy al 50% de su tonalidad). Puestos a tener un par, lo divertido es ir de rosa y que ni te importe ni quede duda alguna ni ambigüedad de tu hombría. Todo sea dicho, dentro de la indumentaria de mis amistades homosexuales, ni las lesbianas van de azul ni los gays van de rosa. Van, en esencia, como les apetece salir a la calle. Como todo el mundo (debiera).
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