martes, 20 de noviembre de 2012
Luego nos quejamos....
Por regla general, a los humanos -o al menos a los que conozco- nos gusta quejarnos por casi todo. Si hace frío porque lo hace, si hace calor porque nos agobiamos, si tenemos hambre porque no hemos comido y si nos duele la tripa porque nos hemos pegado un buen atracón. En fin, debe ser algo intrínseco al ser humano.
Pero quiero llegar más lejos. No solo nos quejamos de cuestiones tan banales como las citadas sino de otras más importantes como los periodistas. No será la primera vez que me han dicho: "ah, eres de esos que manipula, que cuenta lo que quiere o que son unos vendidos". Juicios de opinión, todos ellos, bastante duros pero que cada vez creo que nos ganamos a pulso. No siempre pero cada vez más.
Tal como está el periodismo es prácticamente imposible decir que no a nada. Las pocas empresas y profesionales que sobreviven gracias al noble arte de informar, cada vez tienen más compromisos que se acercan mucho más a la publicidad y se alejan mucho más del periodismo. Y todos somos culpables. Los ciudadanos por dejar de confiar en el periodismo de pago y los periodistas por tener que vendernos a casi cualquier cosa. Por supuesto, todo con sus límites que depende del medio y periodista.
Sin embargo, hay muchos más fallos que hacen que las críticas hacía los periodistas cada vez me parezcan más acertadas. Se trata del rigor periodístico. Cada vez es más complicado separar la paja y quedarnos con lo realmente bueno. Muchas veces -y hablo en general, no todos los casos son iguales- el tiempo apremia y la publicación prima sobre la calidad de la misma. Así, el copia-pega se impone en muchos medios y se deja a un lado la investigación o el análisis porque eso ya no importa. En fin, toda una lástima...
Ahora que si solo fuera eso... La batalla por el tráfico, audiencia y venta es tan dura que muchos periodistas prefieren una noticia amarilla que realmente un contenido de calidad. Y no culpo siempre a los periodistas sino también a los usuarios que preferimos leer sobre las tetas de Belén Esteban que sobre el cambio climático, por poner un ejemplo. Eso sí nadie lo lee pero siempre las noticias más exitosas en los medios tratan sobre sexo, cotilleos o cuestiones sin importancia.
En fin, el periodismo se va a la mierda. Los mitos creados con grandes como Kapuściński o ejemplos más actuales como Ramón Lobo o Ignacio Escolar no tiene muchas horas de vida si todo sigue como hasta ahora. Si realmente queremos un periodismo de calidad, no podemos quedarnos sentados, debemos buscarlo, premiarlo y darle todo nuestro apoyo porque dentro de poco será un anécdota.
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