Se acercaba el día. Ella estaba nerviosa. Con un nudo en el estomago porque sabía que no todo estaba en su mano. El esfuerzo, los contactos, las horas de preparación no eran suficientes para que todo saliera bien y eso era lo que más le aterrorizaba. Lejos de ser una cita especial, era una fecha donde lo más necesario era el apoyo.
Por el camino se había encontrado gente de todo tipo: aquellos que le apoyaban incondicionalmente y cumplían, aquellos que decían de apoyarle pero nunca materializaban esa promesa y los que directamente preferían no responder a los mensajes porque no iba con ellos. Apoyo ¿Qué apoyo?
Y llegó el gran día. Un día en el que hacía falta más que nunca ese granito de arena que construye montañas y hace que valga la pena seguir adelante. Una cita donde todo esta justifica si se viene a apoyar. Una cita donde las reacciones fueron tan dispares que ella no sabía si reír o llorar ante sentimientos tan encontrados.
Fue ahí cuando ella se dio cuenta de lo que realmente importaba, porque valía la pena ese esfuerzo y porque necesita ese apoyo que algunos insistían en cuestionarse. Apoyo ¿Qué apoyo?.
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