viernes, 4 de marzo de 2016

¡Relaja la raja!

Cuantas veces he dicho esa frase en tono cómico pero que pocas veces me lo he aplicado a mi. Relaja la raja es un mensaje que debería interiorizar más para evitar males mayores que ya empiezan a aparecer.

Pero qué difícil es eso de relajar la raja cuando piensas que no es necesario. Qué difícil es cuando sabes que tiene 20 cosas que hacer. Qué difícil es cuando tú te exiges más y más. Qué difícil cuando crees que tienes que estar a la altura de todo el mundo. Qué dificil.

Tras una filósifica conversación el otro día y un pequeño susto de salud -nada que no se arregle con un buen fisio-, me he dado cuenta que efectivamente relajarme es lo primero que tengo que hacer para llegar a los 90 años o más :-)

Disfrutar más de las pequeñas cosas o ratos, buscar momentos para mi, dar tiempo a las cosas y darme tiempo a mi misma, decir que no más a menudo o, al contrario, decir que sí a las señales de mi cuerpo y dejar para mañana aquello que no es importante. Priorizar en mí y dejar la maquinaria de pensar en los demás por un momento.

Y más aún, eliminar las toxicidades; no solo las alimenticias que ya procuro hacer sino también las personales, laborales y sentimales. Aquellas cuestiones o personas que no me llevan demasiado lejos. Una práctica que, poco o mucho, ya he puesto en práctica desde hace algún tiempo y oye ¡cómo mola!.

Esto es solo una declaración de intenciones, una carta abierta de los retos íntimos que me planteó. Una reprimenda para mi misma que no se si me ayudará a desaprender pero seguro que será una forma más de pedir en algo que continúen las retahílas de quien más cerca está.

1 comentario:

  1. Espero que esta declaración de intenciones inicial termine cumpliéndose como un hábito saludable y continuo. Es harto difícil cambiar la realidad, pero sí asumirla de la mejor manera posible para que no nos afecte demasiado y que el estrés no se convierta en escuatro. Mientras que estás en ello, todo mi apoyo para lograr ese balance de equilibrios que todos intentamos mantener sobre la cuerda floja, y el que no lo intenta lo lleva crudo.

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