domingo, 25 de agosto de 2013

El sexismo del castellano

Hay pequeños detalles que demuestran lo anticuado que puede ser un idioma. Son minúsculos síntomas a los que nadie dan importancia pero demuestran que existió - y por desgracia todavía existe - un mundo machista o, mejor dicho, un lenguaje.

No soy la primera que habla del sexismo en el lenguaje. Existe, es algo que me parece innegable pero que a la vez a veces es un recurso barato para proponer tonterías que no ayudan al a igualdad sino a rellenar titulares. Sin embargo, si que veo cuestiones encalladas en el pasado del lenguaje castellano.

Basta con mirar expresiones como "coñazo" y "cojonudo" con sus respectivas connotaciones metafóricas como sus definiciones reales para darse cuenta de que somos participes de un tiempo de desigualdad. Todos, incluido una servidora, diremos que un texto es un "coñazo" para describir su pesadez y sosería. No obstante, diremos que es "cojonudo" cuando se convierta en un escrito digno de Cervantes.

Sin embargo, este no me parece el hecho más curioso sino el uso del masculino como género de generalidades. Evidentemente, es español tiene el género neutro o no marcado pero muchos sustantivos y adjetivos no lo contemplan o entienden por el mismo el propio masculino. De esa forma, llegamos a casos tan curiosos como una clase llena de mujeres y con cuatro hombres donde se diga "alumnos". Pero ¿por qué no usar el "alumnas" cuando hay una mayoría femenina? Al plantear esta cuestión muchos -hombres y mujeres- me han dicho que los hombres no se tienen por qué sentir identificados con ello. Entonces ¿por qué lo tenemos que hacer las mujeres? Seguramente por tradición lingüística pero esa tradición no deja de ser una herencia demasiado arcaica y masculinizada.

Tampoco me gustaría llegar al extremo de la ex ministra Aído cuando propuso el famoso miembra. Creo que eso junto con otras tonterías del tipo utilizar a/o o la @ es cargante y totalmente innecesario. Sin embargo, si me parece justo considerar que existe un sexismo implícito en el lenguaje. Un sexismo que muchos no ven porque aseguran que los hablantes lo utilizan sin querer, sin ánimo de desigualdad. Estoy de acuerdo pero quizás el cambio empieza por pequeñas o, no tan pequeñas cosas, como los hábitos en la forma de hablar y comunicarnos.

Quizás por ello, proposiciones como la de la Oficina de Igualdad de la UNED me parecen bastante justas y lógicas. Sin embargo, la RAE -enlace de Público porque el original está caído- considera que eso del sexismo en el lenguaje es básicamente una tontería con la que "no se podría hablar". En fin que vamos a esperar de un organismo que hasta hace bien poco escribía cederóm...

1 comentario:

  1. Lo del cederom es precioso, desde luego, jajaja. Pero lo de la miembra debiera haber bastado para coger a la susodicha miembra del gobierno y mandarla tan, tan, tan lejos que no se volviera nunca jamás a volver a hablar de ella.

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