sábado, 9 de junio de 2012

Pereza me ha estafado


Como lo oís. Pereza me ha estafado. 27,50 euros que se ha llevado a mi costa y de los que ahora mismo estoy de todo menos orgullosa de haber pagado. En fin, he asistido a un espectáculo lamentable empezando por la organización y acabando por el sonido y los propios artistas. En fin, lo único más que decente, la compañía.

Empezaré por el principio. Llegamos al Palacio de Vistalegre y nos encontramos con un acceso por el que intentamos pasar y no nos dejan, no por nada sino porque no y ya está. Gran razón, empezamos bien. Llegamos al bar, pido una Coca-Cola y me encuentro con la gran novedad de que me van a sajar; 3 euros. Vale lo acepto. Ahora bien, veo que el camarero saca una botella de 2 litros con menos gas que el pedo de un vieja, ¿estamos locos? En fin, vale calma no pasa nada, Pereza merece esto.


Llegamos a las gradas, por intuición porque nadie nos dice por dónde es y los carteles brillan por su ausencia. De repente nos encontramos que 3 cuartos de hora antes de que tocará Pereza -había teloneros- ya no había espacio. Por gracia divina y el morro de un amigo, conseguimos sentarnos. Sin embargo, la gente sigue llegando y no hay sitio. Ah bueno si, detrás del escenario y en los costados donde se ve menos que 0, si que lo hay. En fin, del aforo de 16.000 personas que tiene el recinto, estoy segura que unas 200 estaban de pie en las gradas porque no había sitio. Eso si no creo que con precio especial por no tener un asiento.

Bueno y comienza el esperado concierto. ¿Ha empezado? ¿Están cantando? ¿Qué canción es? ¿Tú oyes algo? Con estas preguntas ha comenzado un concierto que no ha brillado ni por la profesionalidad de los artistas ni por el sonido. Imposible escuchar una canción, menos mal que me las sabía sino creo que me hubiera pasado como a las chicas que tenía al lado que estaban más aburridas que un champiñón. Además, la escenográfica -unas alfombras y 3 lámparas sacadas de la casa de la bisabuela de Pereza- no invitaba a pensar que por lo menos merecía la pena el concierto.

Pero no solo el sonido era patético, vergonzoso e insultante, qué va. Hemos tenido que esperar más de 4 canciones para que Rubén y Leiva se dignarán en decir algo más y que aquello no pareciera un disco. De todas formas, para lo que se les oía podían no haber hablado. O mejor aún, haberse meado en nuestra cara porque total los miles de quinceañeros que había, iban a estar igual de encantados.

Pocas versiones especialmente diseñadas para el concierto, un amago de creerse los Beatles y Ben E. King con Stand by me, una parodía de la Blasa en toda regla... Y cuando crees que lo has visto todo, de repente llega Rubén y te hace un calvo. Ojiplática me hallo todavía.

Después de este concierto creo que mi relación con Pereza ha llegado a su punto y final, al menos, no volverán a recibir un euro de mi parte. Sus canciones -algunas- todavía me gustan, pero creo que voy a ser incapaz de mirarlas con los mismos ojos. Adiós a todos los discos originales y dinero que he gastado para las entradas porque señores Pereza, a mi me cuesta ganar el dinero bastante como para que vengan y se rían de mi. Lo siento. Se acabo el dar dinero a poperos comerciales que pensaba que merecían la pena pero que han demostrado que el respeto a su público es nulo.

Quizás lo más me fastidia de esta situación, además de haber dado el dinero a la organización Rock Legends y Pereza, es haberme perdido otros grupos que, aunque no son mi estilo, creo que me hubieran agradecido mucho más mi presencia. Lección aprendida.

2 comentarios:

  1. Te ha faltado decir que en ningún sitio se informó de la hora a la que empezaba el concierto, sólo de la hora de apertura de puertas.

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  2. Cuanta razón.. N se oía nada de nada.. Un saca cuartos la verdad.Lo bueno, que esto justificara moralmente que no voy a pagar ni un euro mas por futuros discos?

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