domingo, 10 de marzo de 2013

La teoría del yogur de coco

El otro día mi compañero Rudy me contó una interesante teoría de un amigo suyo. Me parece tan interesante que creo que digna de ocupar un espacio en el blog. La titularé, con el permiso de su creador, la teoría del yogur de coco.

Y esta es la teoría. Una peculiar forma de ver las relaciones a través de los lácteos que tan poco me gustan:

Cuando vas al supermercado tienes una variada oferta de yogures; los hay de fresa, de limón, de manzana, naturales y el de coco. Con tanta variedad empezamos a fijarnos en la variedad y optamos por varias elecciones, entre las que no está el yogur de coco. 
Después de probar varios, nos quedamos con el que más nos gusta. Fresa, limón o natural, según los gustos. Somos felices con nuestro yogur. Nos lo comemos lentamente, lo saboreamos. Pero de repente se acaba. Ya no hay más. 
Justo ese es el momento de volver al supermercado. Un lugar donde el panorama ha cambiado. Ya no hay yogures de todos los gustos. Los mejores ya se lo han llevado pero todavía queda uno. Sí, es el yogur de coco.  
Aquel que ni nos planteamos escoger en un primer momento, se antoja ahora como una de las pocas soluciones. Entonces pensamos "bueno seguro que no está tan mal, hace mucho que no pruebo el coco, seguro que me gusta". Todo ello sabiendo a ciencia cierta que no te va a gustar. Pero mejor ese yogur que ninguno. 
Cogemos el yogur de coco y nos lo llevamos. Lo abrimos con cierta reticencia y lo probamos. El primer saboreo no es bueno pero nos decimos "bueno tendré que probar más que igual es solo el primer contacto". Y seguimos probando sabiendo que no nos gusta pero creyendo que es mejor quedarnos con ese yogur que sin comer.
Al escuchar la historia he de reconocer que me pareció un paralelismo muy bueno para explicar por qué todos hemos probado el yogur de coco. O seguramente, habremos sido el yogur de coco de otro. Sinceramente, no me preocupa haberlo sido porque al final todo yogur sabor coco tiene su cliente estrella. Ese que sabe apreciar, querer y cuidar convirtiéndolo en el mejor de los yogures.

1 comentario:

  1. Antes muerto que sencillo. O dicho de otro modo: mejor morir de inanición que contentarte con un yogur que de base ni te apetece ni te gusta. Dicho sea de paso, yo soy del yogur de fresa a muerte (y mira que tampoco es de los caros). Y si son de Aranjuez (las fresas digo) mejor que mejor :D

    ResponderEliminar